Nadal salva el día. Nadal es una de esas individualidades magníficas que, cuando todo falla, cuando hablar de lo nuestro solo nos deprime, van y vuelven a ganar y permiten tomar aire a una ciudadanía agitada.
Màxim Huerta ha dejado dicho en su cuenta de Twitter que aborrece el deporte y a los atletas. Pero quien lo ha nombrado ministro, entre otras cosas, de Deportes, entiende su importancia psicológica, clave, de las únicas victorias que nos permiten los tiempos.
Abrir con Nadal abrazado a la ensaladera del Roland Garros, como hacen dos de mis cuatro cabeceras, viene a ser ofrecer un desesperado consuelo, un alivio a las decepciones ineluctables de la vida política.
Queda más dramático y significativo en ABC, cuya portada solo admite un asunto, y aun exagera la épica angustiada con el titular: ‘La emoción del héroe de España’. Ya hemos escrito otras veces de lo patético que es, en un país con nuestra historia, que nuestros héroes lo sean de los campos de juego, y es demasiado lunes para repetirme como repite hoy la lluvia.
La Razón le da la foto, el espacio de la derecha, pero abre con su guerra, con sus enemigos: ‘Los socios de Sánchez le exigen que el derecho a decidir esté en la Constitución’. Este es el sentido de la pasarela ministerial, del espectáculo de luz y sonido de un gabinete pintón.
Gabinete del que es pintoresca estrella -no por sí mismo sino por su presencia en él- el astronauta Pedro Duque, foto de primera de El Mundo. Lo dicho, nuestras heroicas individualidades.
Lo sacan dentro de un viejo avión de combate en la Escuela de Ingenieros Aeronáuticos de la Universidad Politécnica de Madrid, donde estudió: «En España no sobra ni un científico, trabajaré para que regresen». Le deseamos toda la suerte del mundo, pero se nos antoja improbable.
La noticia de apertura es que ‘PP, Podemos y Cs no darán 100 días de gracia a Sánchez’. Cien días, en nuestros días, son toda una vida, un plazo en el que estos chicos pueden haberle dado la vuelta a todo, y en ello están.
Leo en la columna de la derecha que ‘El PNV toma la calle para exigir la vía soberanista en el País Vasco’. No solo no va a menos, va a más.
En El País abren con foto de un barco lleno de inmigrantes al que Italia no deja tomar puerto. Ya saben, lo esperable. Veremos muchas así en el diario español favorito de la élite globalista.
Pero abre con dos noticias unidas por un cintillo común, ‘Crisis entre Europa y Estados Unidos’. A la izquierda, ‘La UE excluye a la industria de EE UU de su defensa’; a la derecha, ‘La tensión entre Trump y sus aliados estalla tras el G7’.
Trump puede ser un patán impresentable, pero es un patán impresentable con un plan, y todo el rasgado de vestiduras de los líderes europeos y sus aspavientos indignados tratan de ocultar que el presidente de Estados Unidos les ha lanzado un órdago que ha puesto en evidencia la hipocresía de su supuesta postura de libre comercio.
En esencia, lo que les ha propuesto es: «Vale, hagamos una cosa: fuera aranceles, todos, entre vosotros y nosotros». Es lo contrario del supuesto aislacionismo de Trump, y ha puesto negro sobre blanco lo que no suele mencionarse en estos casos, y es el proteccionismo de fortaleza inexpugnable de la Unión Europea.
En otra parte, en pequeño, trata de la política española y dice no sé qué de diálogo. Porque El País ha cambiado radicalmente con respecto a Sánchez y ha renunciado al patrioterismo que desplegó desde el 1-O. Imagino que sus lectores más fieles se ajustarán sin problemas a la nueva dogmática.