Hoy es el día en que sabremos si la derecha sociológica española va a tener o no una nueva excusa para engañarse y pensar que esta vez sí, que ahora es diferente. Como pareció serlo todas las veces anteriores.
Del papel del PP ya hemos hablado aquí hasta la saciedad, e incluso hasta la suciedad: es el cómplice necesario del PSOE, el que los socialistas necesitan para que su ingeniería social -ese «dejar a España que no la reconozca ni la madre que la parió» de Alfonso Guerra- no quede como las locuras totalitarias que son, sino que pasen por inevitables, por inapelable decreto de la historia, por ‘opinión conservadora’, incluso.
El PP está para transferir a la izquierda el voto de la derecha, y para impedir que exista un partido que represente de verdad esa opción. Han colgado entre todos un «Hic Sunt Dracones» a su derecha; han transmitido la idea de que a su derecha solo hay fascismo y desolación.
Pero si en el gobierno todo tiene que mantenerse como lo dejó el PSOE y como espera encontrarlo a su vuelta, hasta los pisapapeles de la Moncloa, en la oposición y, sobre todo, en campaña tienen que rebajarse a tener en cuenta la opinión conservadora de quienes les votan, y hacen gestos vagos y tímidos en ese sentido y juran a los suyos, que se les paren los pulsos, que esta vez les van a representar, palabrita.
Como, por otra parte, el votante conservador tiende a ser como un suscriptor de ABC, reacio a cambiar el hábito de toda una vida aunque no reconozca el producto de antaño, está deseando que le engañen con cierta convicción. Y eso puede hacerlo Casado, que es como un Rivera a estrenar, recién sacado de la caja, sin citatrices. Con Soraya, en cambio, nada de eso tendrá mucho sentido.
Todo esto es especialmente importante para La Razón y su venerable ancestro, ABC, que viven de lo que viven. Les va casi la vida en que salga su candidato.
La Razón abre con una doble foto que repiten El Mundo y El País: los equipos de campaña de ambos candidatos: arriba, los de Casado, de pie, después de una comida sin fotógrafos; abajo, los de Soraya, compartiendo una pizza en el despacho en una de esas fotos preparadísimas que les encantan a los americanos en sus primarias.
El Mundo y La Razón ponen la de Casado encima de la otra; El País, debajo.
ABC abre, en cambio, con las fotos recortadas de ambos candidatos sobre un fondo azul en degradado. El día que Pablo pueda dejar de sonreír va a tener agujetas en la cara durante meses. Titular: ‘Santamaría y Casado se atribuyen una holgada victoria’. Pero esto no es el parvulario, donde todos los niños tienen medalla.
La Razón titula, tensa y escueta: ‘PP: 71% vs. 63%’, y el amplio sumario explica que las dos candidaturas confían en arrasar con los indecisos.
Abajo, la segunda noticia del día: ‘El juez Llarena acusa a Alemania de «juzgar» a Puigdemont sin pruebas’.
Me parece mucho más significativa la noticia tal como la da El Mundo, abriendo: ‘Llarena pierde la fe en la UE y deja en fuga permanente a Puigdemont’.
Es más significativo porque España, lo hemos dicho a menudo, es el país más entusiasta y convencido de que ‘Europe is living a celebration’, y hemos puesto todas nuestra ilusiones en Bruselas, a ver si fundirnos con nuestros vecinos en un solo megaestado nos limpia el estigma de ser nosotros. Pero cosas como esta quizá abran los ojos de algunos a la realidad de que la Europa última estación tiene pinta de ser como la multiculturalidad o el Modelo T de Ford, en todos los colores siempre que sea negro.
La euroorden es un mecanismo que viene a decir que entre europeos no nos vamos a andar con mandangas penales y papeleo, que lo que es para ti un delincuente, también lo es para mí, porque si tuvieras leyes injustas simplemente no estarías en la Unión. Pero ahora vemos que nos hubiera sido más sencillo tratar con algún Estado extracomunitario con el que tengamos tratado de extradición y entendiera el delito de rebelión.
El País no lo va a poner así, claro, aunque también es su primera noticia: ‘Llarena rechaza la entrega de Puigdemont por malversación’, y se queda tan ancho, haciendo parecer que Europa está funcionando en esto y todo es un pronto incomprensible del juez.
Como segundo, ‘Israel consagra el Estado nación judío frente a la minoría árabe’. O, podríamos decir, frente a la biblia globalista. Israel nació como ‘hogar nacional judío’, y está dándose cuenta de que la forma de serlo es declararlo explícitamente.
Y el tercer titular va para las primarias: ‘La recta final de las primarias del PP exhibe la división del PP’, para regocijo de Prisa.