Puigdemont ha cesado a un consejero que ponía en duda el proyecto, y arrecian las críticas contra el presidente de la Generalitat por el gesto.
He leído analogías disparatadas, como que don Carles actúa como Hitler en el bunker de Berlín, solo que en vez de mandar a los timoratas que se suiciden, los cesa. Admito una parte de la analogía, a saber, que el jefe del Ejecutivo catalán está moviendo ejércitos que no existen y que se ha colocado él mismo en un callejón sin salida.
Pero, por lo demás, cesar a quien no cree en el proyecto central de un equipo es lo que suele hacerse; más: es lo que debe hacerse. A muchos nos encantaría ver una determinación y coherencia similares en otras instituciones, empezando por el Gobierno de España.
Es la apertura de todas nuestras cabeceras. ‘El miedo al fracaso abre grietas en el separatismo’, titula El País, que últimamente escribe para enterados, elidiendo los hechos y acudiendo a las conclusiones.
La foto es de una familia iraquí, madre e hijos pequeños, en una calle de Mosul: ‘Liberados del horror de Mosul’. No insistiré demasiado en lo que tantas veces he señalado, pero me he hartado de ver escenas aún más felices y de mayor contraste en el Alepo liberado que no merecieron, no diré portada, ni siquiera páginas interiores.
Es bastante repugnante manipular así la empatía del lector, jugando con los destino de la gente sencilla según su desgracia o su alivio coincida o no con la línea editorial, especialmente en casos tan semejantes.
Es como lo de Macron. El flamante presidente francés quiere poner el sistema patas arriba y dice cosas como que Francia necesita un rey. Cosas, en fin, que llevarían al paredón mediático a cualquier líder con el que los medios convencionales disintieran. Pero es su chico, y todo lo que hace está bien: ‘Macron anuncia reformas profundas en el sistema político’.
Es un titular moderado. La Razón, la derechita acomplejada y babeante, lo saca en primera avanzando firme flanqueado por guardias de gala y titula ‘El «rey» Macron se da un año para reformar Francia’.
El titular principal: ‘El referéndum ilegal rompe el Gobierno de Puigdemont’. No sé si una golondrina hace verano, pero admito que, si bien un cese no ‘rompe’ un gobierno, o estaríamos apañados, es cierto que el de Jordi Baiget ha encontrado entre los propios allegados al presidente ecos discordantes.
ABC los saca juntos, en tiempos más felices para la pareja, y titula: ‘Puigdemont fulmina al primer consejero escéptico con el referéndum’. Fulmina, como Zeus con el rayo.
Y en El Mundo el verbo es aún más venenoso, rozando la pura injuria: ‘Puigdemont purga al ‘conseller’ que puso en duda el referéndum’.
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