La foto del día es la de unos subsaharianos que la guardia costera libia dejó supuestamente que se ahogaran en sus aguas pero que, de algún modo, es culpa nuestra. Y por aquello de las culpas indirectas no digo que no tenga alguna responsabilidad esa ya añosa invitación universal lanzada en su día por Angela Merkel que, como el rostro de Helena, lanzó al mar mil naves, o la connivencia con un deleznable negocio de tráfico de seres humanos.
Pero no, no es ese el mensaje que quieren que ustedes reciban. En La Razón, que tiene que hacer méritos por ser de derechas, saca la foto de los ahogados con el titular ‘vergUEnza’, porque, de algún modo, la Unión Europea tiene la culpa de que una patera naufrague en aguas libias ante la supuesta indiferencia de su guardia costera.
Hablando de supremacismo blanco, no se me ocurre un ejemplo más desorbitado, este de vernos como dioses sin cuya aquiescencia olímpica ni un gorrión muere, culpables como un omnipresente Neptuno de cada naufragio. Los guardias costeros libios son meros comparsas de nuestra maldad, aunque estuvieran allí porque, después de todo, ¿qué puede esperarse de ellos? No son europeos, no son dioses; no son siquiera personas, agentes libres que puedan tener alguna responsabilidad que, con arrogante avaricia masoquista, reclamamos entera para nosotros.
Estas mismas cabeceras no solo no han sacado en sus primeras los disturbios de París y otras ciudades francesas, ni las víctimas de los atentados, sino que nos regañaban, muy serias, por querer ver aquellos cadáveres. Eso era morbo y sensacionalismo. Sacar a mujeres y niños ahogados es, en cambio, información. ¿Es porque son negros?
Me da tanto asco el modo en que manipulan descaradamente los buenos sentimientos de la gente con su doble juego, el modo en que nos toman por idiotas, que lo voy a dejar aquí, y que sus titulares los comente Rita.