«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

¡Que vuelva el lápiz rojo!

El deseo de la derechita de congraciarse con la tiranía progresista, que la desprecia invariablemente, roza lo psicopático.

Estando el astronauta del Gobierno bajo los focos, me preguntaba cuál sería la primera de mis cabeceras en hacer la metáfora, y el premio se lo lleva, una vez más, La Razón: ‘Un Gobierno fuera de órbita’. Un poco forzada, pero ahí queda. La acompañan cuatro fotos del expresivo rostro de Pedro Duque en su rueda de prensa.

Por lo que sé, lo que hizo nuestro cosmonauta es no solo legal sino, me dicen, hasta frecuente en cierto segmento de gente con un pasar, económicamente hablando. Algo, en fin, que solo serviría para pedir la dimisión de un ministro elegido por el hombre que se ha presentado como el más puro entre los puros, Pedro Sánchez, que tuvo la mala pata de anunciar que no consentiría en un colaborador suyo precisamente esto.

Como La Razón es la representante oficial de la derechita, esa derecha acomplejada y blanda, cómplice necesaria de la peor izquierda, era necesario que la noticia de que el Gobierno se está planteando seriamente dejarnos sin noticias veraces pero incómodas lo titulase así: ‘Calvo se apunta a la doctrina Trump para amordazar a los medios’. Es difícil ser tan monumentalmente estúpido. Como es evidente que si Trump hubiera hecho amago siquiera de ‘amordazar a los medios’, no estarían casi todos ellos, desde la CNN al New York Times pasando por lo que ustedes quieran, llamándole de todo menos bonito, desde traidor a loco. Pero es que el deseo de la derechita de congraciarse con la tiranía progresista, que la desprecia invariablemente, roza lo psicopático.

 

El Mundo lo da mejor, aunque en mi opinión El Mundo da mejor casi todo, no siendo esto un elogio excesivo dado cómo está la prensa en papel: ‘El Gobierno, acorralado, amenaza ahora con amordazar la prensa’.

Sería glorioso. Que volviera el lápiz rojo de la mano de los socialistas. Llámenme frívolo -yo me lo llamo a menudo-, pero encuentro un aspecto excitante en volver al viejo juego de burlar al censor. Desgraciadamente, censurar a los medios convencionales serviría para poco, ahora que pocos buscan en ellos saber qué está pasando. Internet les adelantó por la derecha hace ya muchos años en ese juego, y convertir todos los diarios en El País y todas las cadenas de televisión en La Sexta no iba a cambiar mucho las cosas.

Sale Calvo en portada de ABC para ilustrar esa misma noticia, dada con un titular igualmente claro, si bien algo blando: ‘Calvo quiere limitar la libertad de expresión de los medios’.

Dándole otra vuelta a la idea y poniéndo en plan conspiracionista, quizá esto sea una conjura de los medios convencionales con el Gobierno para que se les vuelva a leer. Uno compraría el propio ABC, El Mundo o, en un día tonto, incluso La Razón, para jugar al fascinante juego de leer entre líneas, interpretar veladas alusiones e incluso buscar acrósticos subversivos.

El País, naturalmente, queda fuera del juego, igual que está quedando fuera de juego, porque, como demuestra hoy obviando el alegato liberticida de Calvo en su primera, es ya la más aburrida versión del viejo Pravda soviético desde que lo dirige con mano de hierro la Comisaria Gallego.

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