En nuestra cultura amnésica e icónoca, los fenómenos deben posar para la foto y desaparecer, porque lo que cuenta es la intención, como dicen de los regalos los amigos mezquinos o perezosos.
Así, se suponía que ya habíamos cumplido. Fue divino de la muerte decirle al Aquarius a la deriva que viniera a España con su triste carga de refugiados y recibirles con banda de música y alcalde vestido de gala en Valencia. Que casi todo fuera mentira en aquella ocasión era lo de menos, porque nos quedamos con la foto para nuestro álbum solidario y pudimos mirar a los italianos por encima del hombro.
Pero ahora vuelve el Aquarius a llamar a nuestros puertos, y es tan incómodo: ¿eso no era una cosa de principios de junio? Las repeticiones son aburridas y estropean completamente la atmósfera de la primera vez. ¿No saben que ya nos hicimos la foto?
Hasta El País, cuyos dueños pertenecen a la banda de quienes sueñan con llevarnos de la mano de la inmigración masiva hacia el globalismo, se da cuenta de que es una situación violenta, y titula: ‘El ‘Aquarius’ vuelve a tensar el pulso migratorio’.
Ese ‘vuelve’ es un poco extraño: ¿estaba tenso la primera vez? ¡Por Dios, si se diría que nos hacían un regalo de cumpleaños cuando vinieron en junio! En cualquier caso, ¿de qué se sorprenden, de que los incentivos funcionen? ¿Puede asombrar a alguien que lo que se premia se reproduzca? Quienes dicen que «no existe ‘efecto llamada», o no están pensando o nos piensan abismalmente idiotas.
En El Mundo lo ven desde el punto de vista de este gobierno de opereta que padecemos: ‘El ‘Aquarius’ pone otra vez a prueba la política migratoria de Sánchez’. Vaya, eso sí es un piropo: suponer que Sánchez tiene una ‘política migratoria’, y no que improvisa a salto de mata a las órdenes de Merkel, de Soros, del PNV, de Podemos, de Torra o de cualquiera que en cada momento pueda ayudarle a permanecer un poco más en el mágico espacio de la Moncloa.
ABC lo ignora, y abre con una oscura mazmorra apenas iluminada por un haz de luz que dibuja en el suelo unas palabras en árabe. ‘Una «unidad de inteligencia» vigila a 300 presos musulmanes de alto riesgo’. Y es que, al parecer, han convertido las cárceles en campos de reclutamiento.
Y, como ya empieza a ser penosamente evidente, el diario de la derechita es el único de mis cuatro que no tiene una palabra o una idea negativa que expresar en su titular, aunque apuesto mi brazo a que entre sus lectores (?) hay más preocupación con el fenómeno migratorio que entre los de El País o El Mundo.
Saca en foto las caras de los ‘refugiados’ en primer plano y el titular: ‘El ‘Aquarius’ llama de nuevo a las puertas de la UE’.