Marlene no se había visto en otra así en su vida.
No es que niegue que la Sra Wind sea una excelente coordinadora de su departamento universitario, pero, reconozcámoslo, ser directora del Centro de Política Europea de la Universidad de Copenhague no es exactamente la cualificación ideal para que un diario nacional español haga de tu cara portada y de tus opiniones, titular de apertura.
Pero ahí la tienen, tan rubia y ojoazulada, abriendo el decano de la prensa madrileña, que la ha entrevistado, por el mérito de decirle a Puigemont lo que, solo en Twitter, he leído hasta la saciedad.
«El discurso de Puigdemont no se veía desde la Segunda Guerra Mundial en Alemania», son sus declaraciones convertidas en titular de portada, un Godwin de manual que, si leo una vez más, saltaré por la ventana.
A ver, que estuvo bien, que fue divertido verla poniéndole las peras al cuarto a don Carles en su escapada danesa. Pero como todo lo que dijo está más que dicho y dado que Dinamarca no toca pito en este asunto, la iniciativa periodística canta bastante a ese papanatismo patrio que está esperando que alguien de fuera nos diga que tenemos razón.
No sé, quizá mañana le toque a un constitucionalista de Winsconsin o a un politólogo de Melbourne con otro ‘argumento ad Hitlerum’ contra el ‘procés’ abrir ABC, no lo descarten.
En El País siguen muy asombrados de que haya mujeres dirigiendo organismos internacionales, un asombro que se mantiene incólume después de largas décadas, como el de un niño decimonónico contemplando en la feria a la mujer barbuda.
Saca de foto a Christine Lagarde, directora del FMI que debería ser más famosa por sus causas por corrupción que por sus cromosomas, junto a otras cuatro mujeres de varia nacionalidad. Christine juega con un balón, lo que da pie a El País a titular el pie: ‘Las mujeres dominan en Davos el balón de la sostenibilidad’. ‘Alipori’ es un maravilloso neologismo.
El titular que abre es un desafío a mis esfuerzos por mantenerme despierto leyendo la prensa de papel: ‘Rajoy prepara el terreno ante el bloqueo de los presupuestos’. Una noticia muy noticia, muy de esas de toda la vida, centrada en la cosa política y todo eso. Mi objeción es a ese «prepara el terreno» que, sinceramente, equivale a no decir absolutamente nada.
A la derecha, ‘Londres crea una unidad de seguridad contra las noticias falsas’. Siempre dije que el totalitarismo de nuestro siglo no vendrá con tremolar de banderas, grandilocuentes consignas y tropas marcando el paso de la oca, sino con esta opaca gradualidad de noticias secundarias.
A nadie parece alarmar que el Gobierno se ocupe de la ‘veracidad’ de la información, como si la institución tuviera un impecable historial en esto de decir las cosas tal cual son, o como si no hubiera aprovechado todas las oportunidades que le ha brindado la historia para acallar las noticias que no le convienen.
En realidad es, en parte, como tantas regulaciones supuestamente adoptadas en beneficio del usuario cuyo verdadero objetivo es mantener fuera del mercado a los recién llegados con menor capacidad económica. Es decir, proteger a los grupos mediáticos de toda la vida, razón por la que El País informa de que el Poder va a controlar lo que dicen los medios sin poner el grito en el cielo, y el resto de cabeceras lo ignora.
Abajo, ‘El Foro de Davos apoya el libre mercado frente al proteccionismo de Trump’. En la anterior edición del foro internacional, el campeón y adalid de esta postura fue Xi Jinping, secretario general del Comité Central del Partido Comunista de China, lo que da una idea de lo que los globalistas entienden por ‘libre’ mercado.
La foto de apertura de El Mundo, más bien discreta en tamaño, muestra a Pedro Sánchez y Susana Díaz conversando. No habrá deshielo entre ellos, parece.
Pero sí hay, o debemos creer que hay, acercamiento con el Gobierno: ‘Sánchez cierra files con Rajoy para pasar la «página negra» de Puigdemont’. Oh, bueno, se verá, ¿no?
En La Razón: ‘El plan de ERC: Pleno el 29 y Junqueras como «candidato B». Suena a estrategia secreta de un seleccionador de futbol ante un partido complicado.
Debajo, ‘El Gobierno esperará a la investidura para recurrir al TC’. Esperar a que pasen las cosas y confiar que la trapallada la arreglen los jueces: he ahí un titular que describe a la perfección este gobierno.