Me dice La Razón en su primera que ‘Todos somos Miguel Ángel Blanco’, pero la razón lo encuentra más que cuestionable.
Quitando que quien no haya acabado enfermo del ‘Todos somos X’ no ha pasado tiempo suficiente expuesto a los medios, el recuerdo de aquellos días debería dejarnos un poso amargo en la boca, viendo qué poco duran la indignación de los pueblos y la determinación de sus gobernantes.
‘El «espíritu de Ermua» se impone también a la indignidad populista’, reza la portada de ABC con el cartel oficial del recuerdo. Ni para censurar a Podemos y su entorno son capaces de abandonar sus complejos de derechita, con ese ‘populismo’, como si alguien pudiera imaginar a Le Pen, Geert Wilders o Nigel Farage negándole homenaje a una víctima del terrorismo. ¿Qué es populismo, me preguntas? Populismo es hablar siempre de populismo para hacerse perdonar ser derechita.
Hablar hoy del ‘espíritu de Ermua’ es un melancólico sarcasmo. Los grandes partidos pactaron y tragaron, y quienes jaleaban a la banda gobiernan hoy ayuntamientos y se sientan en las instituciones. No, no somos Miguel Ángel Blanco porque estamos vivos y nos rendimos.
Hay todo un partido, el tercero en número de escaños en las Cortes, que, muy enfáticamente, no es Miguel Ángel Blanco, que se fotografía sonriente junto a miembros de la banda que le dio dos tiros en la nuca, arrodillado y con las manos atadas, y que llama ‘terrorismo’ a todo salvo al terrorismo.
De su entorno es la alcaldesa de la mismísima capital, de la ciudad que convocó la mayor manifestación de repulsa que vieran sus calles y plazas. La misma alcaldesa que se niega a colocar una pancarta recordando a la víctima de ETA alegando que hacerlo es «menospreciar a otras víctimas».
A uno le gustaría, por una vez, que dijeran la verdad, que hacen cada día tan evidente con su descarado sectarismo. No, no somos todos Miguel Ángel Blanco. Ni por el forro.
‘Podemos enturbia los actos de homenaje a Miguel Ángel Blanco’. Podemos enturbia, en general. Podemos es el mentís a todas esas proclamas de un pueblo unido contra el terrorismo. Podemos es turbio, sin más.
El Mundo sigue dale que te pego espoleando un caballo muerto: ‘El ‘Rusiagate’ estrecha el cerco a la familia Trump’. Rusia quería influir en las elecciones norteamericanas. Oh, vaya, exactamente como Estados Unidos quiere influir en cualquier elección del mundo.
El País ignora en sus primeros titulares todo el asunto del veinte aniversario, dejándolo en un apenas visible titular: ‘Ermua arrastra su estigma 20 años después’.
No nos parece mal, pero nos ofrece una magnífica excusa para ignorar a El País.
