Hoy es ayer, pero peor. Peor en Cataluña, peor en Venezuela.
Decíamos que la estrategia rajoyana de dejar que se pudra el asunto catalán, que se líen y se pongan en ridículo y se expongan ante todos como una panda de irresponsables fuera de la ley, le ha funcionado hasta ahora, pero las consecuencias a largo plazo son desoladoras.
Cierto que nadie piensa en el largo plazo en un sistema en el que cada gobierno tiene solo cuatro años y necesita luego recurrir a consignas inanes y facilonas para volver a gobernar.
‘Los separatistas se hacen con el pleno control de la policía’. Pues qué bien, ¿no? Sin novedad en el frente, supongo. Que nada interrumpa esa interminable partida de dominó.
Al otro lado del Atlántico, ‘La Oposición a Maduro crea un Gobierno de unidad y llama a la huelga’. Lo segundo puede -puede- ser una táctica inteligente; lo primero, lo dudo mucho. No sé cómo se puede acusar a Maduro de saltarse la Constitución y hacer otro tanto.
En la foto, una playa abarrotada -lo normal en julio- y el pie: ‘San Sebastián intenta frenar el turismo masivo’. Los únicos extranjeros que no queremos son los que pagan, mientras jaleamos para que entren los que cobran. No sé si es un modelo demasiado viable a largo plazo.
En portada de ABC, el nuevo jefe de los Mossos se cuadra ante Puigdemont. Titular: ‘Los mossos temen ser forzados a ponerse al servicio de la consulta ilegal’. Imagino que unos lo ‘temen’ y otros lo esperan, para ser justos. Pero el lío institucional que se está montando parece cada vez más difícil de desenredar.
En El Mundo, la situación es aún más alarmante: ‘La Generalitat depura los Mossos y llama a la rebelión ciudadana’. Mi pregunta es si, después de tanto fomentar la desobediencia a la ley, la Generalitat espera ser obedecida en un hipotético escenario de independencia. Da toda la sensación de que para lograrlo tendrán que prescidir de ‘els sonriures’.
Abajo, ‘España abre la puerta a que la UE imponga sanciones a Venezuela’. Claro, las sanciones funcionan tan bien. Sadam Husein puede testificarlo, o Vladimir Putin.
Las sanciones castigan a los pueblos, no a los gobernantes, que consiguen así una excusa y una coartada para todo lo que vaya mal. Pero, ¿quién aprende de la historia, siquiera de la historia reciente?
La Razón sigue empeñada en su ‘misión imposible’ de pintar un Rajoy decidido y firme, pero sin otro recurso que titular en futuro: ‘La Fiscalía actuará contra el Govern por prevaricar si compra las urnas’. Es gracioso, con todo lo que hace y declara la Generalitat, volver a darles otra excusa para que digan que se les castiga «por comprar los instrumentos de la democracia». Sigan, sigan así.
En Venezuela, en cambio, prefieren hacer del sujeto a Maduro y no a la Oposición: ‘Maduro alienta a la guerrilla chavista ante el éxito de la consulta de la oposición’.
Cuántos lodos nos evitaríamos si pusieramos alguna atención a los polvos. Pero la modernidad se divide para todo en dos fases, la de «¿qué puede pasar de malo si…?» y la de «¿quién podría haberlo imaginado?».