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ENTREVISTA AL VICEPRESIDENTE DEL ECR

Robert Roos: «El alarmismo climático se ha convertido en política pública, los gobiernos ya no piensan de manera racional»

Robert Roos, vicepresidente del Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) del Parlamento Europeo

Robert Roos, el político holandés, miembro del JA21 y vicepresidente del Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) del Parlamento Europeo, atendió a La Gaceta luego de su participación en la última edición del Foro Madrid en la ciudad de Lima, Perú.

Usted ha ganado mucha relevancia mediática desde que inició su mandato, yendo en contra de posiciones hegemónicas en temas altamente controvertidos como el cambio climático o los pases de salud, por ejemplo. Esta es una actitud, la de ir contracorriente, que supone mucha exposición y desgaste, sobre todo en un espacio casi monolítico como el Parlamento Europeo. ¿Cómo impacta esto en su trabajo diario, en la búsqueda de alianzas y apoyo, y en su relación con la prensa y las redes sociales? ¿Cree que venir del sector privado, ser un emprendedor, juega a su favor o en su contra?

No siempre es fácil. Cuando vas en contra de la narrativa dominante, las personas que piensan que el establishment está haciendo un buen trabajo se sienten libres de atacarte o insultarte sin realmente considerar el argumento que presentas. Para algunas personas, las ideas diferentes son aparentemente aterradoras. Pero en una democracia es crucial tener un debate abierto. Seguiré defendiendo esto, incluso si a veces me atacan por ello. Por otro lado, también he conocido a personas de todo el mundo que sintieron que soy su voz, que hablé por ellos y me agradecieron el trabajo que hago. Este reconocimiento me honra y me llena de gratitud.

Se ha referido, en otras ocasiones, a los efectos perjudiciales del alarmismo climático. ¿Qué motivaciones ve en esta intensa propaganda y qué papel cree que juega el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), en la difusión de mensajes catastrofistas?

El alarmismo climático se ha convertido en política pública. El mensaje del IPCC es una cosa, pero lo que realmente me preocupa es que los gobiernos ya no piensen de manera racional. Fíjese en Alemania, un país que supuestamente está muy comprometido en reducir sus emisiones de carbono. Sin embargo, la decisión desacertada de cerrar todas las plantas nucleares ha producido el efecto contrario, aumentando sus emisiones. Reemplazaron una fuente de energía neutra con el uso de más carbón sumado a energías poco confiables, como la solar y la eólica, que además no son aún almacenables. Estas elecciones irracionales me parecen muy inquietantes: dañan enormemente nuestra prosperidad y libertad y concentran todo el poder en el gobierno.

«La política climática daña el medio ambiente. Es una contradicción de los términos y es un problema que debe encararse de manera urgente»

¿Qué motivaciones políticas cree que hay detrás de las agendas que buscan eliminar abruptamente el sistema energético utilizado por la mayoría de la población mundial? ¿Cómo cree que pueden impactar medidas como la prohibición del uso de automóviles tradicionales o el cierre de plantas atómicas?

Me resulta difícil especular sobre los motivos, pero definitivamente no es una elección del pueblo. Es un enfoque top-down; nadie ha votado por esto. Está claro que eliminar los combustibles fósiles de manera irracional y prohibir los automóviles tradicionales tiene un gran efecto en la forma en que vivimos. La rápida eliminación de combustibles fósiles es dañina para nuestras economías, aumenta vertiginosamente el coste de vida y disminuye la calidad de vida de manera innecesaria. Esto está ocurriendo ante nuestros ojos en este momento. La desaparición de los coches tradicionales cercenará la libertad de aquellos que no se puedan permitir reemplazarlos por autos eléctricos mucho más caros. Estas tendencias me parecen alarmantes y seguiré combatiendo contra ellas.

¿Cómo se evalúa el impacto ambiental de las llamadas energías renovables? ¿Cree que la sociedad está informada de los peligros que plantea la implementación extensiva de estas energías para la biodiversidad? ¿Tiene el Parlamento Europeo mecanismos para investigar estos peligros?

Para justificar la transformación de nuestro actual sistema energético hacia energía renovable, es necesario ser bueno en «matemáticas creativas» y «razonamiento inventivo». Las energías renovables, la fotovoltaica y la eólica, tienen una densidad muy baja en comparación con la energía nuclear, por lo que necesitamos grandes cantidades para satisfacer nuestras demandas. La red también debe ser modificada para adaptarla a la generación de energía descentralizada. Eso también requiere grandes cantidades de materias primas y mucho uso de la tierra —que es malo para la naturaleza—.  En última instancia, también creará una gran cantidad de residuos no reciclables.

Según esta lógica, la energía nuclear no es «renovable» porque necesitas uranio y necesitas construir centrales nucleares. Pero se supone que los paneles solares son «renovables», aunque los minerales raros necesarios para producirlos también deben ser extraídos en algún lugar. Y no hablemos de los efectos de los molinos de viento en los ecosistemas terrestres y marinos. La UE promueve molinos de viento en todas partes mientras simultáneamente obliga a los Estados miembros a adoptar la más estricta legislación de protección de la naturaleza. La política climática daña el medio ambiente. Es una contradicción de los términos. Es un problema que debe encararse de manera urgente.

También se ha referido al riesgo que puede tener la energía eólica marina. ¿Pueden los molinos de viento en el Mar del Norte representar una futura crisis ambiental?

La palabra «crisis» se usa demasiado, hasta el punto de que todo se llama crisis hoy en día. Pero creo que los molinos de viento en el Mar del Norte pueden dañar seriamente el ecosistema marino y perjudicar el medio ambiente, además de que son ineficientes, costosos y de ningún modo renovables. El Mar del Norte se convertirá en una zona industrial permanente. Los verdaderos ecologistas deberían oponerse a que esto suceda.

El Parlamento Europeo aceleró una política energética de dependencia y transición sin considerar las tensiones geopolíticas previas a la guerra entre Rusia y Ucrania. Esto resultó en una crisis energética y económica que todavía es difícil de cuantificar. ¿Cree usted que esto fue simplemente incompetencia o que hay intereses contrarios al bienestar de los europeos?

La Unión Europea parece ciega y sorda para los acontecimientos externos. Cada nuevo evento es aprovechado sólo para centralizar más poder en Bruselas. Yo llamo a esto la ficción novelesca del «Planeta Estrasburgo»  —o el «Planeta Bruselas», si lo prefieren— en contraposición a la verdadera realidad de la gente en nuestros países. Ahora se culpa a la guerra en Ucrania por nuestros problemas. Pero la Unión Europea misma decidió eliminar rápidamente el uso de combustibles fósiles y, en algunos países, la energía nuclear. Si la oferta de energía se reduce mientras la demanda sigue siendo estable o incluso crece habrá escasez de energía y, por lo tanto, los precios subirán. Parece tan simple, son sólo las fuerzas del mercado. Sin embargo, esta realidad parece no entrar en la cabeza de la mayoría de mis colegas. El sentido común ha sido reemplazado por la ideología.

Usted protestó e incluso demandó al Parlamento Europeo por la implementación de los pases de salud, pero la gran mayoría de los políticos apoyó esta y otras medidas contrarias a la ley y la libertad. Ahora muchas de estas medidas están siendo criticadas y puestas en perspectiva. ¿Cree que aquellos que promovieron medidas inconstitucionales durante los años de la epidemia deberían responder por ellas? Por otro lado, ¿cree que los políticos aprendieron de sus errores o, por el contrario, entendieron lo fácil que es encerrar a la población con una alarma como excusa? ¿Cree que, de la misma manera, una alarma sobre enfermedades, clima o alimentos podría ser utilizada en el futuro para reimponer medidas similares?

La responsabilidad por las decisiones tomadas debería ser una parte integral de la democracia. En muchos Estados miembros hubo una discriminación institucional que dividió a las sociedades. Estoy muy contento de que la mayoría de nosotros hayamos dejado atrás los tiempos terribles en que se aplicaron las restricciones en relación al Covid. Pero, políticamente, no deberíamos seguir adelante sin cuestionamientos. Deberíamos aprender de los errores cometidos y tener discusiones serias sobre la manera sin precedentes en que se restringieron las libertades y cómo fue posible que, en muchos países, la supervisión parlamentaria quedara en suspenso. El Covid-19 fue una prueba de estrés para nuestra democracia y nuestros derechos, y muchos países fracasaron. Los que abusaron del poder tienen que responder por ello. Pero ya sería un avance si aquellos que se permitieron ser instrumentalizados para difundir un relato discriminatorio dijeran «lo siento, me equivoqué».

Sus preguntas a los ejecutivos de Pfizer, sobre aspectos de las vacunas que fueron ocultados, dieron la vuelta al mundo y sus quejas fueron clave para entender la gestión política y comunicacional de la empresa en la implementación del medicamento anti-covid. Pero sabemos que la mayoría de los políticos en el mundo no tuvieron la misma actitud. Los «lockdown files» mostraron el vergonzoso comportamiento de las autoridades británicas, por ejemplo. ¿Cree que hubo un mecanismo global de censura o desinformación que empezó a desmoronarse con su actuación en el parlamento contra Pfizer?

Es notable que muchos gobiernos se comportaran de la misma manera opresiva, restringiendo derechos de formas nunca vistas. En gran parte esto fue impulsado por el alarmismo de las orientaciones de la OMS. Eso puede considerarse el «mecanismo» al que se refiere usted. La OMS puede sonar como una institución gubernamental neutral, pero no lo es. Sus fuentes de financiamiento plantean preocupaciones legítimas sobre su independencia e imparcialidad al abordar una crisis de salud global. En mi opinión, las declaraciones de la OMS deberían venir con una etiqueta de precaución: «¡Advertencia: Contiene dosis pesadas de China, Big Pharma e influencia filantrópica!» En cualquier caso, creo que podemos llamarlo un patrón global.

«El Parlamento Europeo debería existir solamente como una asamblea intergubernamental. De hecho, mi objetivo es abolir mi propio trabajo. Y lo hago con mucho gusto»

En su país, la victoria del Farmer–Citizen Movement (Boer Burger Beweging, BBB) en las recientes elecciones locales, con un resultado extraordinario para un partido político agrario recientemente formado, ha sido una sorpresa. ¿Cree que esto es un golpe para las elites y la agenda climática global? ¿Cómo cree que esta victoria puede influir en otros movimientos agrarios de protesta?

La victoria del BBB fue en verdad extraordinaria y estoy muy contento. Demuestra que los holandeses quieren que nuestros agricultores tengan un futuro. Ya podemos ver que el Gobierno está al borde del colapso debido a la victoria del BBB. Tendremos que ver qué sucede en el futuro, pero este resultado electoral es de hecho un rechazo rotundo a la agenda impulsada por el establishment.

Los Países Bajos son responsables de menos del 0,4% de las emisiones globales, ¿cómo es posible que los pequeños productores tengan que sufrir este tipo de medidas que requieren una transformación completa del sector, uno de los más sostenibles del mundo? Especialmente considerando que medidas sectoriales similares, como la prohibición de fertilizantes nitrogenados en Sri Lanka, sumió en la pobreza a más de dos millones de habitantes.

Estoy completamente de acuerdo. Es una locura y no sé cómo alguien puede apoyarlo. Tendrías que hacer esta pregunta a los políticos responsables de esto.

Actualmente, medidas similares están siendo consideradas en varios otros países europeos, como el segundo sector a atacar después de la energía, como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas para su ‘Agenda 2030’. En Egipto, la Cumbre Climática COP27 lanzó su iniciativa destinada a promover «un cambio hacia dietas saludables, sostenibles y resistentes al clima». La ONU considera que los productos cultivados en un laboratorio e incluso los insectos son los más «sostenibles». ¿Qué piensa sobre estos objetivos?

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible parecen muy buenos y nobles si los tomamos superficialmente, pero su implementación concreta me preocupa mucho. Todos tienen una cosa en común: se quita el poder a la gente y se lo centraliza en el gobierno para ganancia de las grandes corporaciones. Yo llamo a esto un tipo de comunismo mundial. En cuanto a comer insectos, creo que esto es totalmente ridículo y creo que todos deberían rechazarlo. No compres productos que lo contengan, no vayas a restaurantes que lo usen. Los consumidores deben exigir que sea claramente visible cuando se incorporan insectos en los alimentos o se usan en los restaurantes. Haré todo lo que esté en mi poder para incluirlo en las regulaciones.

Hablando de metas y agendas colectivistas específicas, los criterios de DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión) parecen estar diseñados para retroceder en el desarrollo y la libertad en los ámbitos gubernamentales, educativos y corporativos. Usted se refirió a ellos en el Foro Madrid. ¿Podría explicar su punto de vista?

La implementación de los criterios DEI provoca la politización de todos los ámbitos de la sociedad. En cada ámbito de la sociedad, el debate abierto se sofoca a medida que el pensamiento woke se convierte en la única opción en el menú. Quienes no cumplan pierden su medio de vida o pueden olvidarse de cualquier progreso en su carrera. Esto es un tipo de totalitarismo soft que deberíamos rechazar. Sólo podemos tener una democracia y una sociedad funcionales si podemos hablar libremente y discutir abiertamente ideas. Deberíamos tener una sociedad en la que lo que importa sea tu contribución a ella, no tus etiquetas identitarias. Los partidarios de DEI afirman querer «abolir» estas etiquetas, pero en realidad, abogan por una sociedad que está completamente obsesionada con ellas. Esto amenaza con dividir nuestras sociedades y alimentar divisiones constantes que no causan más que conflictos.

Finalmente, y agradeciéndole de antemano su tiempo y amabilidad, me gustaría consultar su posición respecto al alcance y desempeño del Parlamento Europeo, sobre el cual ha sido crítico recientemente.

La Unión Europea necesita una reforma drástica. El Consejo, compuesto por los jefes de gobierno de los Estados miembros, debería liderar y funcionar de manera intergubernamental, con poder de veto completamente restaurado. El Parlamento Europeo debería existir solamente como una asamblea intergubernamental compuesta por miembros de los parlamentos nacionales. La Comisión Europea debería estar allí como una oficina de apoyo administrativo, sin el poder de iniciar legislación. De hecho, mi objetivo es abolir mi propio trabajo. Y lo hago con mucho gusto.

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