El director de la delegación en Madrid del ‘think tank’ Centro de Derechos Fundamentales, Vajk Farkas, atiende a LA GACETA días después de la cumbre de Patriotas por Europa, un encuentro que reafirmó la alianza del grupo europeo en defensa de la soberanía nacional y las fronteras fuertes frente al ‘establishment’ de Bruselas.
¿Qué es el Centro de Derechos Fundamentales?
Somos un ‘think tank’ conservador a lo clásico, entre el mundo político y académico, y la sociedad civil. En Hungría somos uno de los más grandes, trabajan 60 personas. Entre otras, tenemos tres líneas de acción importantes. La primera es el tema de los derechos fundamentales, el derecho público y europeo. Preparamos investigaciones y publicaciones. Después, abordamos temas de la política actual, de análisis político, y por último está la acción exterior. Tenemos muchos amigos en Europa, pero también somos muy activos de cara a los Estados Unidos. Nosotros organizamos la única Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) en Europa, que origina de EEUU. La de este año será la cuarta edición, los días 29-30 de mayo. Es la mayor reunión de las fuerzas patriotas y conservadoras en el viejo continente. Vienen personalidades de EE.UU. y también del mundo hispano. La fundación de nuestro centro en Madrid respondió a la necesidad de fortalecer los vínculos también con los conservadores de la Iberosfera.
El lema del ‘think tank’ es ‘Dios, Patria y Familia‘
Sí, nosotros somos un centro conservador, no tenemos nada que esconder. Esas tres palabras representan quizás los tres conceptos más importantes que han hecho grande a todo Occidente.
¿A qué atribuyen ustedes la obsesión de la izquierda y sus medios por la cancelación y la censura?
A que no tienen muchos argumentos viables ante el sentido común que la derecha hoy representa. En esta batalla cultural vamos bastante bien. En Estados Unidos la “revolución del sentido común” ganó de manera arrolladora. Trump no solamente ganó los electores, también ganó el voto popular y ambas cámaras. Al mismo tiempo eso significó un no rotundo de los estadounidenses a la ideología woke, a todo lo que la progresía internacional globalista quiere representar. Todo lo que ayer los medios querían hacer ver como herejía, hoy ya es el mainstream, lo que ayer era progre, hoy ya parece anticuado, pero todavía muchos no se han dado cuenta. Y tampoco se puede olvidar que queda una larga lucha contra lo woke.
¿Qué supone para Europa y para Occidente el regreso de Trump?
Fue una victoria histórica. No suele ocurrir que un presidente que sale de la Casa Blanca luego vuelva a ella. De hecho, Viktor Orbán también había logrado volver al gobierno después de estar en la oposición. Se nota que Trump está mucho más preparado para la presidencia que en 2016. Está tomando muchas decisiones que están cambiando no solamente a los Estados Unidos, sino también al mundo. La UE tendrá que replantearse muchas cosas, por ejemplo, el tema de la Defensa. Teniendo en cuenta la guerra que tenemos al lado de nosotros, Europa tiene que prestar más atención a su propia seguridad y tiene que ser capaz de defenderse a sí misma. Cuando uno lee la prensa progre, se suele criticar a Hungría por no ser un buen aliado. Las cifras dicen lo contrario. Si uno mira cuáles son los países que cumplen sus deberes con la OTAN de gastar el 2% del PIB — en desarrollar su ejército — entre los pocos está Hungría. España está en la cola.
¿Pondrá fin a la guerra de Ucrania?
Vamos por partes: todos los socios coinciden en que hay que condenar la invasión rusa. Hungría lo ha hecho varias veces. Luego… ¿hay que ayudar a Ucrania y a los ucranianos? Sí, en eso también hay un acuerdo total. De hecho, la mayor parte de los refugiados de Ucrania han pasado por Hungría. Hemos movilizado el mayor proyecto humanitario de nuestra historia para apoyarles. En la tercera cuestión sí hay debate. ¿Con qué hay que ayudarles, hasta qué punto hay que ayudar a Ucrania, y cuál es el objetivo del occidente? Hungría ha tenido una posición muy clara desde el primer momento: el objetivo debe ser llegar a un acuerdo de paz cuanto antes. Para esto debemos tener líneas de comunicación entre ambas partes, de no ser así no se va a poder resolver el asunto. En nuestro caso, no se puede olvidar que en Ucrania vive una minoría húngara que está luchando y también está muriendo en la guerra. Decían que esto es una posición pro-Putin. Pues a ellos quiero decir que es la posición de la Casa Blanca. Llevamos ya dos años sin cambios relevantes en el frente. Esta guerra no se puede ganar en el frente. Occidente ya ha facilitado mucho armamento y hay países que consideran que, si se facilitara más, perjudicarían a sus propias capacidades de defensa. Los paquetes de sanciones económicas aparentemente no han doblegado a la economía rusa, mientras una generación de ucranianos ha desaparecido por caer en el frente de guerra o por salir del país. Occidente pensaba que lo que había que alcanzar con esta guerra es ganarle a Putin. Un objetivo legítimo, también diría simpático, pero es que es a costa de la sangre de los ucranianos, y la realidad del frente no avala el delirio de los líderes europeos. Es una gran noticia que Trump haya hablado con Putin y Zelensky, es un gran paso hacia la paz. Viktor Orbán advirtió con tiempo a sus socios europeos que esto iba a pasar. No le hicieron caso, y ahora están sorprendidos de que Europa está fuera de juego, y no es culpa de Trump, es culpa de los líderes europeos.
¿Es Viktor Orbán proPutin? ¿Y proChina?
Orbán es proHungría, defiende el interés nacional de Hungría. Gran parte de la energía de Hungría proviene de Rusia, pero esto no es por decisión nuestra, esto viene de la época comunista. Los gasoductos, porque nosotros no tenemos salida al mar, no se pueden cambiar de un día para otro. Mientras tanto, por ejemplo, desde que estalló la guerra de Ucrania, Rusia se ha convertido en el segundo proveedor de gas licuado de España. Y eso viene por mar. Es una decisión que se puede cambiar. Entonces en base a esto, igual España es mucho más proPutin que Hungría. Respecto a China, si miramos a Alemania, su primer socio comercial fuera de la UE es China. Entonces también se puede decir que Alemania es más proChina que nosotros. La política exterior húngara se basa en la “conectividad”. Hablamos con todos. Hay negocios y hay aliados. Respecto a los últimos, no es por casualidad que Trump, después de las elecciones y antes de su inauguración, solo ha recibido a tres mandatarios: Meloni, Milei y Orbán. Orbán fue el político al que Trump más veces mencionó durante la campaña electoral como ejemplo. Mencionar el nombre de Orbán puede ser una garantía de ganar elecciones. Las acusaciones de que Orbán es proPutin o proChina responden o al desconocimiento de la política internacional o a la propaganda progre que – como ya vemos ahora, en el caso de Político – ha sido financiado por los demócratas mediante USAID y la red de Soros. Pero la propaganda progre de ayer cuadra menos con este mundo cambiado. Fíjense en el gran discurso del vicepresidente Vance en Múnich. Habló sobre democracia, libertad de expresión y valores de Europa. Se notaba en las caras que estaban escandalizadas.
Viktor Orbán fue el primero que se opuso a la acogida de refugiados en 2015 y alertó del problema de la inmigración ilegal…
Sí, y el tiempo le ha dado la razón. Primero, sorteemos una típica trampa progre: uno es refugiado en el primer país seguro al que arriba en su huida del país en conflicto, los que han atravesado varios países seguros, son inmigrantes ilegales. Uno de los grandes logros de la Unión Europea es el espacio de Schengen. Dentro de este espacio hay libertad de movimiento, pero solo si controlamos las fronteras exteriores de la UE. Es nuestra obligación legal, y diría yo, también de sentido común. Y Hungría en 2015 respondía a la obligación de que solamente se puede dejar entrar a aquellos que tienen derecho a entrar. ¿Qué podemos esperar de aquellas personas que entran a un espacio común si no han respetado la frontera? Ya de inicio llegan violando las leyes… y cuando llega gente sin control, sin que sepamos quienes son, ya hay una potencial amenaza de seguridad. Es suficiente pensar en lo que ha ocurrido esta semana pasada en Múnich: un solicitante de asilo afgano atropelló a un grupo personas, dejando una treintena de heridos. Es algo que se ha convertido en un suceso habitual. Cuando nuestro Gobierno decidió establecer la valla en la frontera – por cierto, muy parecido a lo de Ceuta y Melilla – para que entre solo quien tiene derecho a entrar, respondía al sentido común. Hubo un referéndum y una gran mayoría de la gente apoyó a esta decisión. La UE piensa que la solución de este fenómeno de la inmigración ilegal se resuelve redistribuyendo el número de inmigrantes entre los países, pero eso no resuelve nada, más bien tiene un efecto llamada.
¿Cumplen los gobiernos globalistas las directrices de George Soros?
En 2015 escribió que Europa tenía que recibir un millón de inmigrantes. Al final la Unión Europea está ejecutando esa política… en nueve años han llegado nueve millones, como dijo el primer ministro Orbán en el evento de Patriots. Y ni mencionar el escándalo de USAID, acabamos de darnos cuenta de que la propaganda progre – que tildó al gobierno húngaro pro-Putin, autoritario etc. – fue financiado por el estado profundo demócrata de EE.UU. Y ojo, según el informe de nuestro centro matriz, la red Soros gastó 1,4 mil millones de dólares en subvenciones en nuestra región entre 2016-2023.
¿Qué le pareció la reciente cumbre de Patriotas por Europa en Madrid?
Fue muy importante porque fue la primera vez que Patriotas como grupo político europeo se presentaba ante el electorado, con VOX y Santiago Abascal, presidente de Patriotas, ejerciendo como anfitrión. En las elecciones europeas se vio que la gente quiere un cambio en las políticas de la Unión Europea y por eso la subida en popularidad de los partidos que son contrarios al consenso globalista que hoy sigue gobernando en Bruselas. En una votación sobre Venezuela, Patriots, ECR y el Partido Popular Europeo votaron juntos y se vio que hay una posibilidad de una mayoría alternativa, de una mayoría de derecha. Lo que pasa es que el Partido Popular Europeo tiene como estrategia venderse como si fuera de derechas y conservador, recolectando ese voto para luego votar con la izquierda. Hoy en día Patriots es la oposición al Gobierno de Bruselas, al Gobierno de Ursula von der Leyen. Puede trabajar y va a trabajar bien con el ECR. La legislatura es larga, a mí no me sorprendería si Patriots se convirtiera en la segunda fuerza. Esto sí, la mayoría globalista, como suele hacer, incluso aplica medidas antidemocráticas contra ellos.
¿Cómo ve el Centro de Derechos Fundamentales la situación política en España?
La política española la deciden los españoles. Como analista, veo que hay dos fuerzas políticas con posiciones muy claras y los votantes suelen valorar la claridad. Primero están los socialistas y sus socios liderados por Pedro Sánchez, que quieren quedarse en el poder a toda costa y llevar a cabo la agenda woke, y luego está VOX, que ejerce como oposición; y tiene una agenda patriota clara contra la inmigración ilegal, en defensa de los intereses de España, del campo, etc. Y luego hay una fuerza que parece que ni ellos saben muy bien hacia dónde van, que es el PP. A nivel europeo gobiernan juntos con los socialistas y están bajo el mando de Von der Leyen y Manfred Weber, dos de las figuras más dañinas a Europa. Sánchez es maestro en ponerles en situaciones políticas en las que no tienen buenas opciones, pero el PP muchas veces elige peor, elige la autohumillación, como la última vez en el caso del «ómnibus». Cómo Orbán advirtió en el CPAC Hungría, es vital no jugar según las reglas de tus enemigos.