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Entrevista a Carlos Menéndez, líder de la candidatura de VOX por Salamanca
Entrevista a Carlos Menéndez, líder de la candidatura de VOX por Salamanca

‘Castilla y León, la región más extensa de toda España, es cada vez más pequeña tras 35 años de gobiernos del PP’

5 de febrero de 2022
Carlos Menéndez junto a Juan García-Gallardo y Javier Ortega Smith. Twitter

Santiago Abascal visita este domingo Salamanca. En la plaza del Concilio de Trento, el líder de VOX compartirá acto con Juan García-Gallardo, candidato de VOX a la Junta de Castilla y León, y Carlos Menéndez Blanco, que encabeza la lista del partido en la provincia de Salamanca.

La campaña es frenética para el equipo de VOX Salamanca. Por la mañana en Vitigudino, en un extremo de la provincia, a mediodía en la capital, y por la tarde, en Ciudad Rodrigo, en la otra punta de la circunscripción. En un respiro entre reuniones, visitas y actos, Carlos Menéndez Blanco dedica unos minutos a La Gaceta de la Iberosfera.

¿Qué lleva a un abogado como tú a meterse en política?

El compromiso con mi gente y el amor por mi tierra. Salamanca y, en general, toda Castilla y León, lleva años en una espiral desoladora. Cada vez hay menos trabajo, menos industria, menos servicios, menos explotaciones agrícolas y ganaderas, menos niños. Paradójicamente, Castilla y León, la región más extensa de toda España, es cada vez más pequeña tras 35 años de gobiernos del Partido Popular.

¿Qué factores han provocado el declive de Castilla y León?

La desidia de los políticos de siempre. Nuestra región lleva décadas a la deriva y nadie parece dispuesto a evitar el naufragio. Al contrario, mi sensación es que no dejamos de perder oportunidades. Castilla y León tiene mucho potencial. Pero los políticos no paran de poner la zancadilla a los ciudadanos. 

¿Cuál es la situación del campo en Salamanca?

Tenemos una riqueza natural extraordinaria, pero se queda en nada, pues nuestros agricultores se ven continuamente obstaculizados y perjudicados por un infinito catálogo de trabas, normativas y regulaciones administrativas que les impiden sacar adelante sus trabajos. Empresarios y trabajadores agrícolas también sufren una competencia desleal terrible de países extranjeros, donde los productores no tienen que satisfacer las exigentes normativas fitosanitarias y de calidad que imponen las instituciones nacionales y comunitarias. Esto no solo revienta el mercado, sino que también es un timo para el consumidor. El resultado de estas políticas es bien conocido: muchas explotaciones agrícolas dejan de ser rentables para sus dueños, que no son grandes propietarios, sino familias y cooperativas modestas, que ayudaban a fijar población en el entorno rural, y que ahora se ven obligadas a hacer las maletas y buscar fortuna en otras tierras.

¿Qué ocurre con la ganadería?

En la ganadería vivimos una situación muy similar a la de la agricultura. En Salamanca, tenemos una increíble cabaña ovina, bovina y porcina, así como unas fantásticas dehesas. Sin embargo, nuestros ganaderos se ven obligados a ser héroes para seguir manteniendo sus negocios. 

En primer lugar, sufren el hostigamiento constante de los mal llamados ecologistas, como el ministro Alberto Garzón, que no ha pisado un campo jamás en la vida y habla cómodamente desde el asfalto de la gran ciudad. En segundo lugar, están condenados a perder multitud de horas haciendo papeleos con la Administración. En tercer lugar, se ven afectados por la pésima gestión de la cuestión de la tuberculosis, que se podría solucionar fácilmente si nuestros gobernantes tuvieran un poco de olfato político y vieran las medidas que se han puesto en funcionamiento en otros países de nuestro entorno, como Francia, donde la tuberculosis animal ha sido prácticamente erradicada. Finalmente, nuestros ganaderos tienen las manos atadas ante los continuos ataques de los lobos y otras especies silvestres, de especial incidencia en la zona de Arribes de Duero y Sierra de Francia.

Todo esto es pura Agenda 2030. A todos los que ahora, de manera oportunista, dicen estar muy consternados y compungidos con el asunto de la despoblación hay que recordarles que sus políticas dejan el campo sin ganado y que, lógicamente, sin ganado no hay pueblos. Queremos menos lágrimas de cocodrilo y más compromiso con quienes viven en el medio rural.

No solo el mundo rural. Uno de los puntos fuertes de su programa es la reindustrialización…

Efectivamente. Salamanca ha tenido durante décadas un gran polo de desarrollo industrial, la comarca de Béjar, cuyos tejidos gozaban de fama y respeto en toda España. Sin embargo, el abandono de la Junta de Castilla y León y la competencia desleal de los productores textiles asiáticos ha condenado a dicha comarca a la desindustrialización y la despoblación. Es increíble, pero incluso el Estado Español ha cerrado contratos públicos para la provisión de uniformes de nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado con productores asiáticos. 

Esto, de nuevo, es puro globalismo. Sus consecuencias son evidentes y pueden verse solo con dar un paseo por la comarca. Desde 1970 la ciudad de Béjar ha perdido 6.000 habitantes. Donde ayer había fábricas hoy solo hay carteles de “se vende”, cierres bajados y expedientes de regulación de empleo.

Han convertido Salamanca en un desierto industrial.

¿Qué tienen que ofrecer a la juventud?

Estabilidad y futuro. En Salamanca tenemos una vida universitaria vibrante y dinámica, con una universidad histórica y muy reputada. Y a pesar de ello, somos incapaces de retener el talento que formamos. Uno de cada cuatro salmantinos jóvenes vive fuera de la región. Tenemos un 30% de paro juvenil. Con estas cifras yo creo que ya está bien de eufemismos: nuestros jóvenes no se van, los están echando a patadas.

Llevamos tiempo acostumbrados a que periodistas, tertulianos y políticos hablen de los derechos de los inmigrantes. Nosotros queremos que se hable del derecho a permanecer, del derecho a que nuestros hijos puedan trabajar, tener una familia y hacer su vida en el mismo sitio en que nacieron y crecieron. Esa es nuestra gran batalla.

Se da la situación, además, de que mientras nuestra provincia no ha dejado de perder población, la llegada de inmigrantes a Salamanca se ha disparado. Solo en los últimos cinco años la inmigración ha crecido un 22%. Es un suicidio demográfico. 

Esta semana VOX ha organizado una serie de mesas de información en barrios especialmente aquejados por problemas de delincuencia e inseguridad…

Sí. La inseguridad ciudadana no es la principal preocupación de los salmantinos, pero conviene no olvidar que hay barrios enteros donde los problemas de convivencia, la delincuencia, el narcotráfico o la ocupación son el pan de cada día de muchos vecinos. Suelen ser, además, barrios degradados, con escasez de infraestructuras educativas y sanitarias. Barrios abandonados tradicionalmente por la administración. Sus vecinos piden certezas, vigilancia, atención. En definitiva, que alguien se preocupe por ellos. Los políticos de siempre actúan como si esta realidad, la que se vive en barrios de la capital como Buenos Aires o San José, no existiera. VOX no va a dejar solos a los vecinos. 

Hablas de falta de dotaciones. Esa es otra de las bazas de su programa electoral

Efectivamente. Hemos venido a la política para defender lo nuestro. Eso significa que queremos unos servicios públicos dignos, de cercanía y de calidad. Castilla y León tira por el sumidero millonadas en gasto político: entes administrativos superfluos y redundantes, chiringuitos ideológicos, subvenciones a partidos, sindicatos y patronales, dádivas a asociaciones… Estamos despilfarrando un dineral en mantener y promocionar redes clientelares mientras el medio rural no cuenta con centros de atención primaria dignos de tal nombre, mientras hay comarcas en que la gente tiene que desplazarse casi 100 kilómetros para ir a urgencias, mientras hay muchas escuelas rurales al borde de la desaparición o mientras hay pueblos enteros sin acceso a internet.

¿Este es un problema exclusivo del medio rural?

No. También en las zonas urbanas hay un problema con las dotaciones. Los vecinos de los barrios de Prosperidad y El Zurguén, por poner dos ejemplos, llevan años esperando que el Partido Popular cumpla su promesa y establezca en sendas áreas centros de salud. Otro caso paradigmático es el de Puente Ladrillo, pues mientras sus vecinos están pésimamente comunicados con la capital y han tenido que organizar por su cuenta muchos de los servicios que la administración debía haberles provisto, la Junta de Castilla y León planea destinar 700.000 euros a la instalación de un centro de menas en mitad del barrio. 

Algunos de los puntos de su programa coinciden con los de las plataformas provinciales de la España Vaciada. ¿En qué se diferencian?

Nosotros tenemos el máximo respeto por estas candidaturas. Sus reivindicaciones, loables y legítimas, son hijas de la rabia por el maltrato al que han estado sometidas las provincias de Castilla y León desde hace décadas. Nosotros, que compartimos esa rabia, discrepamos del instrumento que han creado para canalizar el descontento y ofrecer soluciones.

En VOX creemos que no se puede apoyar verdaderamente a la España interior si no se pone en cuestionamiento el Estado de las Autonomías, origen de la desigualdad de trato y la insolidaridad que padecen nuestras provincias. Tampoco se puede recuperar el campo si no se defiende la soberanía nacional y se revisan los acuerdos de libre comercio que la Unión Europea ha suscrito con terceros países y que han provocado la entrada masiva de productos que hacen competencia desleal a nuestros agricultores y ganaderos. De la misma forma, creemos que no se puede preservar el modo de vida rural si no se combaten las ocurrencias progres y se otorga la máxima protección a las costumbres y tradiciones de nuestro pueblo. Finalmente, estamos convencidos de que jamás podremos brindar de nuevo oportunidades a nuestra región si no potenciamos, sin medias tintas, la cultura de la vida y la natalidad.

Si no se señalan esos problemas, el Estado autonómico, la liquidación de nuestra soberanía por instituciones supranacionales, el progresismo y la cultura de la muerte, difícilmente vamos a lograr un porvenir para Salamanca y Castilla y León.

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