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LA PELÍCULA 'PLANTADOS' CUENTA LA DURA HISTORIA DE LOS PRESOS POLÍTICOS EN CUBA
LA PELÍCULA 'PLANTADOS' CUENTA LA DURA HISTORIA DE LOS PRESOS POLÍTICOS EN CUBA

Ernesto Díaz, plantado cubano: ‘Para luchar contra una tiranía tan perversa como la de Castro, uno tiene que estar dispuesto a morir’

15 de noviembre de 2021

Ernesto Díaz Rodríguez estuvo más de 22 años preso en las cárceles castristas. Como otros miles de presos políticos en Cuba, se negó a someterse a un plan de reeducación y a vestir el uniforme de los presos comunes, por lo que sufrió torturas y vejaciones en prisión y perdió la posibilidad de ver reducida su pena, que en algunos casos llegaron hasta casi los 30 años de encarcelamiento.

Ahora, la película ‘Plantados, así es como se conocía a estos presos, dirigida por Lili Vilaplana, cuenta su historia y la de muchos otros que no quisieron perder su dignidad ni la libertad de conciencia aun pagando el altísimo precio de la tortura.

Con motivo de la llegada de esta película a los cines españoles – se estrena el próximo viernes 19 de noviembre- y coincidiendo con la celebración de la marcha contra la dictadura de este lunes 15 de noviembre, Díaz Rodríguez cuenta su dura experiencia a La Gaceta de la Iberosfera y explica que, después de más de 60 años luchando contra el régimen de Fidel Castro, si tuviese que hacerlo, invertiría otros 60. «Vale la pena el sacrificio», asegura.

El relato de la película es muy duro, puede haber gente en España que piense que es ficción…

Es lógico que la gente lo piense porque en ninguna mente humana cabe una realidad con tanta perversidad, tanto crimen y tanto atropello contra personas que están privadas de libertad. Es lógico que piensen así, pero nosotros podemos dar testimonio de que todo lo que se cuenta en esa película son hechos reales que ocurrieron en el presidio político en Cuba. En mi caso particular, una parte de lo que aparece en las escenas de la película fue tomada de uno de los libros que escribí en prisión.

¿Cómo aguantó la película entera? Lo digo porque a mí me ha costado, es muy dura… no quiero pensar en lo que le puede haber costado a usted…

Fue una experiencia bastante dura… diría que hay que tener una fortaleza de espíritu más allá de los normal, como es el caso nuestro. Fue una etapa de presidio muy, muy dura, en muchos sentidos. Pero al final uno llega a la conclusión de que, cuando uno lucha por una causa justa, cuando hay un ideal de amor y de libertad, de compasión con su pueblo, eso te crea una coraza interna que es mucho más fuerte que los fusiles, las bayonetas y los maltratos de los carceleros. Es capaz de vencerlo todo. Nosotros tuvimos el privilegio, si se le puede llamar así, de tener esa experiencia y de convencernos a nosotros mismos de que, cuando el espíritu es lo suficientemente fuerte, no hay nada, ninguna causa injusta que sea capaz de detenerlo.

Estaban ustedes (los plantados) dispuestos a morir, sé que es como un símbolo, con tal de no llevar un uniforme azul (el uniforme oficial de presos comunes).

Es fundamental que uno esté dispuesto a morir porque fueron muchas las ocasiones en que expusimos nuestra vida. Independientemente de las golpizas, de los atropellos, de toda las perversidades que nos impusieron… En mi caso, yo estuve varias veces en huelga de hambre. En huelga de hambre uno puede fallecer y en una estuve cinco meses sin comer. Logré sobrevivir porque me ponían suero intravenoso y eso fue parte de la tortura porque, para ponerme el suero, venían con unas agujas despuntadas que limpiaban y con las que me atravesaban 15 o 20 veces las venas. Para una lucha como esta, contra una tiranía tan fuerte y perversa como la de Castro, como elemento básico, uno tiene que estar dispuesto a morir.

El pasado 11 de julio, decenas de miles de cubanos salieron a las calles gritando que no tenían miedo. Sin embargo, al comunismo hay que tenerle miedo.

Por supuesto. Uno siente miedo, el no sentirlo es de personas anormales, pero uno tiene que ser capaz de vencer el miedo, tiene que dejarlo temporalmente a un lado y seguir adelante.

El miedo a morir se puede vencer, pero ¿el miedo al dolor, a las torturas, que sabemos todos que se producen en Cuba?

No es fácil, y más cuando es un sistema de torturas tan prolongado como fue el nuestro. Casi todos nosotros estuvimos más de 20 años soportando los mismos atropellos, los mismos crímenes, el mismo aislamiento. En esa etapa que estuvimos en la cárcel de Boniato, estuvimos más de siete años consecutivos en calabozos de tortura que tenían planchas de acero soldadas sobre los barrotes. No había prácticamente aire, se dificultaba hasta la respiración, el calor era asfixiante. No teníamos derecho a recibir visitas de los familiares ni a un horario de sol, no recibíamos asistencia médica de ningún tipo porque todo estaba condicionado a: “Te vistes con el uniforme de los presos comunes o no tienes derecho a nada”. Uno de nuestros compañeros sufrió cólicos nefríticos y tuvo que pasarlos tirado en el suelo de la celda, celdas pequeñitas. Yo a veces me despertaba de madrugada y tenía tres o cuatro cucarachas grandísimas comiéndome los labios, las ratas pululando en la celda y también plagas de mosquitos… yo me tocaba la frente y parecía un papel de lija de tantas picaduras que tenía… y todo eso había que soportarlo, que vencerlo y seguir adelante.

Nosotros tenemos en el Gobierno de España ministros que son aliados de la dictadura castrista. Deberían ver la película, ¿no?

(La película) fue una experiencia inolvidable, pero al mismo tiempo uno tiene la satisfacción de que muchos de los acontecimientos que están ahora ocurriendo, como los del 11 de julio y el del día 15, fueron estimulados por la película de los ‘Plantados’ porque logramos introducirla en Cuba y una parte de la oposición tuvo la oportunidad de verla y eso, sin duda, inspira. Estamos luchando igual que ellos por la libertad de nuestro país.

¿Cómo se convence a un español para que vea una película tan dura y tan triste como la de los ‘Plantados’?

La película es muy dura. Conozco a muchas amistades a las que les he ofrecido verla y no han podido del tirón, han tenido que ver pasajes porque es muy dura. Es lógico que muchas personas se pregunten si habrán ocurrido esos hechos en realidad, si un sistema de gobierno puede ser tan cruel como lo ha sido el sistema comunista en Cuba. Pero sé que el pueblo de España va a sentir el dolor que han sentido otros pueblos también y lo necesita igual que los pueblos de América Latina porque en España también está en peligro. La amenaza del comunismo está sobre la cabeza de los pueblos por intereses políticos, económicos o por indiferencia. Están cometiendo un grave error al convivir con estas experiencias del comunismo y no salir al paso de hacer algo o tratar de cerrar el camino a este tipo de sistema que aniquila a los pueblos moralmente, físicamente, psicológicamente, un sistema creado para el mal, para destruir la personalidad del ser humano.

¿Cómo es posible que un régimen tan malvado como el cubano sea la cabeza del Foro de Sao Paulo, del Grupo de Puebla?

Es increíble porque el pueblo cubano ha sido noble, alegre, hospitalario y esto ha ocurrido, en primer lugar, porque han vivido engañados por Fidel Castro, que asumió el poder ofreciendo libertad, justicia social, mejoras económicas, que los cubanos íbamos a tener elecciones libres en 18 meses… y todo esto fue un engaño, una trampa para conseguir el sustento del pueblo. Cuando la mayoría del pueblo se dio cuenta de lo que nosotros entendimos desde el primer momento, ya estaban atrapados en sus garras. Ya no hay libertad de prensa para denunciar sus crímenes, para decir las cosas que funcionan mal, para denunciar la pérdida de la identidad del cubano, ya no les queda más remedio que continuar su lucha por la supervivencia diaria, por alcanzar la ración de alimentos para sobrevivir. (El cubano) es un pueblo que no tiene libertad para viajar, para crear sus pensamientos, su cultura. Es un pueblo que únicamente puede ser libre, como fue en mi caso que, estando entre rejas, tuve la posibilidad porque mi espíritu continuó siendo libre. En aquella época escribí nueve libros clandestinos, a pesar de las represalias, de la vigilancia, gracias a libertad de la conciencia. Cuando el pueblo se da cuenta de la trampa en la que ha caído ya es muy poco lo que pueden hacer porque el precio es demasiado elevado.

No sabemos la cifra exacta, pero desde el 11 de julio puede haber 1.000 presos más en las cárceles cubanas, ¿qué les diría a esos presos políticos que están ahora soportando lo que usted soportó?

Nosotros mantenemos en todo momento contacto con estos presos porque, a partir de nuestra libración, sigue habiendo plantados en las cárceles, ellos han mantenido nuestra rebeldía, la fortaleza de espíritu que nosotros mantuvimos en un momento dado. Para nosotros, la película puede haber despertado la conciencia de muchos opositores al régimen. Yo no pienso, como algunos creen, que el día 15, de la noche a la mañana, va a salir un grupo de personas a la calle y al día siguiente vamos a tener libertad. La libertad tiene un precio y, en nuestro caso, tiene que ser escalonadamente pero ya no está muy distante. Cuba va a ser libre, de eso no tengo ninguna duda, más temprano que tarde, y hay una conciencia de lucha, de nación, de que vamos a tener un país que va a ser capaz de rescatar todo lo que se ha perdido, y el pueblo nuestro va a vivir en libertad, en prosperidad, en paz, en felicidad. Por eso hemos luchado, yo llevo más de 60 años luchando contra el régimen de Fidel Castro y, si tuviese que invertir otros 60 años, lo haría con suma satisfacción y con entera voluntad, vale la pena el sacrificio.

En España hemos recibido tanto cariño… nos vamos de España con el corazón puesto en el pueblo español, en que nunca tenga que sufrir un sistema como el que impuso Fidel Castro en Cuba. Sería muy doloroso para los cubanos, que de alguna forma nos sentimos también españoles, porque nuestras raíces están aquí, en España.

Eso pensaban los venezolanos, que no les iba a suceder a ellos…

El pueblo de Cuba era un pueblo que no estaba interesado por la política, que se sentía feliz y realizado y eso fue parte de esa ingenuidad que aprovechó Fidel Castro para imponer toda su maldad. Es un demonio aquí en la tierra, o fue, por suerte ya pasó.

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