10.00 de la mañana en La Matanza (Canarias). Melisa Hernández, madre que ha tenido que abandonar su vivienda con su hija de cuatro años por las constantes agresiones y amenazas de dos okupas marroquíes, se reúne con el secretario general del Grupo Parlamentario VOX, José María Figaredo, y el portavoz nacional del partido, José Antonio Fúster. Ellos le transmiten su apoyo y varios cámaras presentes filman el suceso en el lugar del que fue expulsada.
Durante la mañana, una okupa rumana que se había aliado «para hacerle la vida imposible» a Hernández, su marido y su hija, sale y con semblante amenazante graba a los presentes. Minutos después, cuando todos se han despedido, aparece un coche de Policía que bloquea directamente la salida del parking en el que Hernández había aparcado su vehículo.
Cuando trata de salir la paran, e inician un interrogatorio con la excusa de que habían recibido un aviso por la presencia de cámaras en un momento de gran revuelo para la región. Los miembros, un hombre y una mujer de la Policía Local bajo el mando del alcalde de La Matanza, Ignacio Rodríguez Jorge (PSOE).
Por si había algún tipo de confusión, Paula Jover, diputada de VOX en el Parlamento de Canarias, se ha acercado y ha interpelado de forma directa a los agentes, que le han contestado insinuando que la presencia de cámaras podía tensionar una compleja situación.
Tras casi 15 minutos de interpelaciones constantes, Melisa Hernández, que llegaba tarde al trabajo, ha salido molesta, sintiendo una vez más que las instituciones amparan más a los delincuentes que a las víctimas. De hecho, cuando se vio en los juzgados con la rumana a la que habían denunciado por sus constantes amenazas, aseguró que la fiscal «me tildó prácticamente de racista».
Esta vez, la Policía Local le hizo pasar por lo mismo, admitiendo que los vídeos virales dando a conocer la inseguridad que se vive en la zona no están haciendo gracia al alcalde socialista. «Me trató bastante mal, me dijo que tenía entendido que los cuchillitos los habíamos sacado nosotros», ha explicado Hernández a LA GACETA recordando que denunciaron a los dos okupas marroquíes después de que les amenazasen con un puñal.
«Es lamentable, me fui del lugar como si fuera yo la delincuente. ¡Así nos va!», zanjó.