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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Ana Julia Quezada: '¿Quieren un pez? Le voy a hacer un pez… mis cojones'

Los forenses indican que la oclusión extrínseca de los orificios respiratorios se produce de forma accidental con mayor frecuencia y mucho menos en casos «de etiología homicida», añadiendo que en estos últimos existe por lo general una «gran desproporción de fuerzas».


El niño Gabriel Cruz murió entre una y dos horas después de la «última ingesta de alimento sólido» al sufrir una «anoxia anóxica» tras una «asfixia mecánica por sofocación manual», en concreto una «oclusión extrínseca de los orificios respiratorios, fosas nasales y boca.
Los agentes sospecharon de Ana Julia Quezada desde el primer momento. Los investigadores no la perdían de vista desde el día que encontró la camiseta del pequeño tirada en el monte. Tanto, que la Guardia Civil con autorización judicial le había puesto micros en su coche.
Así descubrieron conversaciones en las que Ana Julia mostraba su «total desprecio» por la vida del menor: «¿No quieren un pez? Le voy a hacer un pez … mis cojones», añadió en referencia al apodo por el que se conocía a Gabriel Cruz.

Un auto demoledor

Así consta en el sumario de la causa seguida contra la que era pareja del padre del menor, Ana Julia Quezada, investigada como presunta autora de los delitos de asesinato, detención ilegal y contra la integridad moral por la muerte del pequeño en una casa paterna de éste en Rodalquilar, en Níjar (Almería).
El estudio criminalístico, según recoge el sumario, al que ha tenido acceso Efe, señala que la muerte del niño se produjo entre las 15:30 y las 16:30 horas del 27 de febrero del 2018, poco después de que supuestamente se produjese su desaparición en Las Hortichuelas Bajas, en Níjar.
«Los alimentos encontrados se tratan de macarrones, tomate, cebolla y fibras musculares compatibles con carne, pescado o algún tipo de embutido», indican los forenses.
Asimismo, apunta que los análisis de los cabellos de Gabriel «ponen de manifiesto que no ha habido exposición a cocaína, heroína, cannabis, metadona ni anfetaminas durante el periodo de doce meses anteriores a la toma de la muestra».
«En caso de que hubiera alguna exposición, las concentraciones medias de los distintos compuestos se encuentran por debajo del límite de cuantificación de nuestro método», apostillan.
Lo mismo ocurre con los análisis de sangre y orina.
Los forenses indican que la oclusión extrínseca de los orificios respiratorios se produce de forma accidental con mayor frecuencia y mucho menos en casos «de etiología homicida», añadiendo que en estos últimos existe por lo general una «gran desproporción de fuerzas».
También destacan que en el cadáver del niño eran «muy llamativos los signos generales de asfixia».

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