Las Islas Canarias se han convertido en los últimos cinco años en el principal punto de entrada para la inmigración ilegal en España con casi 143.000 inmigrantes. Esta situación ha desbordado los recursos locales y ha levantado serias preocupaciones sobre la seguridad nacional debido a sus conexiones con la financiación y la infiltración del yihadismo. Ahora se evalúa además si existe un nuevo riesgo tras lo acontecido en Siria.
La crisis migratoria se intensificó en 2020, cuando 23.271 personas alcanzaron las islas, marcando el inicio de una tendencia que no ha cesado. En el año 2021 lograron cruzar 22.000, mostrando la persistencia del «efecto llamada». En 2022 hubo un ligero descenso (con 15.682 llegadas) y 2023 marcó un récord con casi 40.000 inmigrantes. Este año ya ha superado las 42.000 llegadas, con expectativas de un aumento del 30% comparado con 2023.
Las redes de tráfico humano, muchas de las cuales están vinculadas a grupos yihadistas en el Sahel, han explotado esta ruta para financiar sus actividades. Según miembros destacados de las Fuerzas Armadas y la Fundación Centro para la Memoria de las Víctimas del Terrorismo, los pagos por el paso a Europa financian el terrorismo. La ausencia de controles efectivos a lo largo de la ruta ha facilitado no sólo la inmigración ilegal, sino también la posible infiltración de activos yihadistas. Un ejemplo notable fue la detención de un seguidor de Takfir en Gran Canaria en 2020, subrayando cómo estas rutas se usan para actividades terroristas.
Según ha podido confirmar LA GACETA y dado el cambio de régimen en Siria, ahora las secciones de inteligencia de la Guardia Civil y la Policía Nacional están evaluando los riesgos para el archipiélago y para el conjunto de España. En lo que va de año se ha detectado la entrada de al menos 50 sirios a través de Canarias, utilizando una ruta que comienza en Turquía y pasa por aeropuertos en el Sahel como Dakar o Nuakchot. «Este nuevo patrón migratorio añade preocupaciones adicionales en términos de seguridad y control fronterizo», han asegurado a LA GACETA.
El conflicto en Malí, entre el grupo Wagner, las fuerzas armadas locales y grupos yihadistas ha forzado a miles a huir hacia Mauritania y desde allí a Canarias. Los campamentos de refugiados en Mauritania, como M’Berra, han visto un gran aumento en su población, y entre enero y septiembre de 2024 más de 11.000 malienses llegaron a las islas, según FRONTEX, con expectativas de que este número podría aumentar considerablemente antes del fin de año.
Si las tendencias actuales persisten, se prevé que Canarias pueda ver la llegada de más de 150.000 inmigrantes ilegales en el próximo lustro, lo que pondría a prueba aún más la capacidad de acogida y los recursos locales, generando tensiones sociales y económicas. La presión sobre los servicios de emergencia, salud y alojamiento es ya evidente, y «la posibilidad de que entre estos inmigrantes haya individuos con intenciones hostiles añade una dimensión de complejidad a la gestión de la crisis«, según las fuentes policiales consultadas.