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Herrera y López culpan a quienes se opusieron a la fusión de las Cajas

Herrera, con la presidenta de las Cortes, Clemente, y el portavoz de Podemos, Pablo Fernández

El presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, culpó hoy a los directivos de las cajas de ahorro del fracaso del proyecto de integración por su «muy poca visión y compromiso“ y lo calificó de “error histórico”, dado que el tiempo ha demostrado que “no era un capricho político o debate artificial, y sí un proyecto de Comunidad responsable y serio”.

Herrera, que cerró hoy las comparecencias de la comisión de investigación sobre las cajas de las Cortes Regionales, lamentó que el acuerdo alcanzado en febrero de 2009 entre el PP, PSCyL, Cecale, CCOO, IU y el sindicato Csica para la integración, fue rechazado por “resistencias e incomprensiones que acabaron siendo insalvables”. «Primó una visión puramente localista y muchas veces personalista que logró ocultar el debae de fondo en un bosque de prejuicios, opiniones gremiales, manipulaión de sentimientos -soy burgalés y sé de que hablo- y peleas estériles sobre cuestiones puramente instrumentales», explicó.

El presidente de la Junta, que por segunda vez en esta legislatura compareció ante una comisión de investigación después de hacerlo en junio de 2016 ante la del Hospital Universitario de Burgos, culpó a los directivos de las cajas, «que debían central el debate y orientar las decisiones en términos objetivos y técnicos y demostraron muy poca visión y compromiso”, en especial a los de Caja de Ávila, Caja Segovia, Caja Círculo y Caja de Burgos, a la vez que destacó “el mayor sentido de Comunidad” de Caja España y Caja Duero.

En este sentido, también lamentó que las entidades más pequeñas, meses después de rechazar la integración, se vieran obligadas a sumarse a otros SIP en los que quedaba diluido su peso provincial y autonómico debido “a acuerdos desesperados de sus órganos de gobierno” para beneficiarse de las ayudas de saneamiento reguladas por el Banco de España.

“Frente a la advertencia de que o nos movemos o nos mueven, algunos impusieron su criterio de que no había que hacer nada, de que solos estábamos mejor o de que era preferible buscar alianzas fuera de la Comunidad”, aseveró.

El presidente también argumentó que un mes después de que varias cajas rechazara el proceso de integración, en marzo de 2009, el Banco de España interviene la primera entidad: Caja Castilla-La Mancha, y en junio de ese mismo año se crea el FROB.

Herrera, en su intervención inicial ante la comisión de investigación, se mostró convencido de que la integración hubiera generado “oportunidades reales de que las cosas fueran distintas” y apuntó que, en el peor de los casos, habría supuesto dotar al sistema de cajas una dimensión adecuada para afrontar después una alianza nacional en condiciones de “mayor fortaleza y equilibrio”.

Además, aseguró que frente a la pérdida de las cajas, Castilla y León ha fortalecido la relación con los nuevos actores financieros a través del Consejo Financiero y de la Lanzadera Financiera.

A su vez, también defendió que la Junta trabajó con rigor y con anticipación, como demuestra que fue la primera administración en plantear un modelo que luego acabó por generalizarse. El presidente recordó que en 2007 la Junta ya planteó al resto de los grupos políticos un diálogo sobre el futuro del sector financiero de la Comunidad, con el objetivo de protegerlas ante las “señales que anticipan un cambio de ciclo” y “cuando el tamaño y la cooperación entre ellas dejaba de ser una opción y pasaba a ser una necesidad”.

Además, resaltó que en octubre de 2008 el proyecto SIP, denominado ‘Espiga’ fue presentado a la opinión pública y a los agentes sociales de la Comunidad, así como a los presidentes y directores generales de la Comunidad, que dieron su aprobación inicial, proyecto que culminaría cuatro meses más tarde con el respaldo del PP, PSCyL, Cecale, CCOO, IU y el sindicato Csica para la integración.

Por su parte, el exsecretario general del PSCyL y senador por la Comunidad, Óscar López, aseguró hoy que los únicos responsables de la desaparición de las cajas de Castilla y León fueron los que se opusieron al proyecto de integración recomendado por el Gobierno y el Banco de España, impulsado por la Junta y que contó con el respaldo del PSCyL, IU, Cecale y CCOO, además de con el beneplácito de toda la prensa.

López lamentó que este «proyecto de Comunidad, que se fraguó con luz y taquígrafos, fracasara al chocar con las estructuras provinciales, que pesaron más que el proyecto común». Además, recordó su oposición a la fusión de Caja de Ávila y Caja Segovia con Bankia, postura que incluso me costó enfrentamientos con compañeros de su ropio partido, dijo.

En este sentido, el exsecretario general del PSCyL, también apuntó que Caja Duero y Caja España se quedaron solas en el proyecto de integración y recordó que ambas entidades fueron las primeras en devolver las ayudas concedidas por el FROB. A su vez, insistió que desde el primer momento el PSCyL apoyó el cambio de modelo financiero, siguiendo el mandato de la propia Junta, del Gobierno y del Banco de España, y recalcó que el proyecto de integración se negoció y fue totalmente transparente.

López también alabó en su intervención inicial ante la comisión de investigación la función «esencial» que las cajas de ahorros realizaban en la Comunidad, ya que llegaron a gestionar el 70 por ciento de los negocios de Castilla y León, además llevar a cabo una gran labor social. También, resaltó que estaban dirigidas por órganos de gobierno democráticos y en los que estaban representados los partidos políticos, los ayuntamientos, las propias Cortes de Castilla y León y numerosas instituciones y colectivos.

A su vez, argumentó que las cajas de ahorro de la Comunidad no fueron ajenas a la crisis financiera internacional que se inició en 2008 con la quiebra de los bancos norteamericanos Lehman Brothers y Goldman Sachs, y que acabó contaminando a todo el sistema bancario y provocando la «bancarización» de las cajas.

En este sentido, también lamentó que no se legislara convenientemente la desregulación del sistema financiero, que «pasó de conceder préstamos analizando su riesgo, a conceder cuanto más mejor, ya que entonces los préstamos se vendían y revendían entre las entidades».

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