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desde la invasión de ceuta hasta esta última reunión de alto nivel

Cronología de la humillación de Marruecos a España durante el gobierno de Sánchez

Encuentro entre el rey de Marruecos, Mohamed VI, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, Europa Press
Encuentro entre el rey de Marruecos, Mohamed VI, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, Europa Press

El rey de Marruecos, Mohamed VI, decidió finalmente no recibir a Sánchez en Rabat, como ya habían adelantado muchos medios de comunicación después de que el Gobierno no recibiera confirmación por parte del reino africano.

Pese a que el Ejecutivo ha querido restar importancia al plantón alegando que Mohamed VI habló por teléfono con Sánchez durante media hora, «la duración habitual de una audiencia en persona», el gesto no ha pasado desapercibido, menos si se recuerda la trayectoria de desplantes que España ha recibido de Marruecos desde que Sánchez es presidente. Y en concreto desde que su Gobierno decidió acoger al líder del Frente Polisario, Brahim Gali, en un hospital de Logroño durante 44 días (desde el 18 de abril hasta el 1 de junio de 2021) para que recibiese atención médica contra el coronavirus.

La acogida de Gali provocó el primer ataque de Marruecos cuando el 17 de mayo de 2021, con el líder del Frente Polisario todavía en Logroño, alentó la invasión de Ceuta protagonizada por más de 8.000 inmigrantes que asaltaron la frontera del Tarajal. Las fuerzas de seguridad marroquíes situadas en la frontera de la ciudad ceutí permitieron el paso de los ilegales que provenían de Marruecos y que cruzaron a España a nado.

La de mayo fue la entrada de ilegales a España más numerosa hasta la fecha. Días después de la invasión, la embajadora de Marruecos en España, Karima Benyaich, aseguró: «Hay actos que tienen consecuencias y se tienen que asumir».

En el mes de junio, y con las relaciones entre ambos países prácticamente rotas, Marruecos canceló la Operación Paso del Estrecho «como consecuencia del coronavirus», mientras mantuvo abiertas las comunicaciones con otros países, lo que provocó una pérdida notable de ingresos para España.

Unos meses después, tras la sustitución de Arancha González Laya por José Manuel Albares en el Ministerio de Exteriores, y el reconocimiento, en un giro político histórico, de la anexión del Sáhara por Marruecos, Sánchez consiguió reiniciar las relaciones con una visita a Rabat en abril.

Pese a que sólo habían pasado unas semanas de la cesión de Sánchez a Marruecos sobre el Sáhara, que además provocó la ruptura de relaciones entre Argelia y España, durante la cena entre Mohamed VI y el presidente del Gobierno, la bandera nacional permaneció colocada del revés. Aunque no se llegó a probar que la enseña nacional apareciese así como un gesto intencionado –es lo más probable ya que los símbolos en las reuniones de Estado son revisados por el equipo de protocolo– fue reconocido como un símbolo de rendición. Sánchez había rendido España ante Marruecos.

Durante su visita a Rabat y apenas un día después, el presidente del Gobierno también mantuvo un encuentro con su homólogo marroquí, Aziz Ajanuch. En la fotografía que se difundió de la reunión se podía ver detrás de ambos presidentes la estatua ecuestre de Tariq Ibn Ziyad, conquistador de la Península Ibérica durante la invasión musulmana en el año 711.

En el mes de junio, y aunque el Ejecutivo de Sánchez se había esforzado en aparentar una buena relación con el reino de Mohamed VI, España volvió a sufrir una invasión, esta vez en Melilla, que dejó 27 inmigrantes fallecidos y 49 guardias civiles heridos como consecuencia de la desproporcionada violencia policial marroquí.

El de este miércoles es el enésimo mal gesto que Marruecos tiene hacia España, pese a que desde el Gobierno llevaban días insistiendo en que la reunión de alto nivel era una «cita histórica». Antes de que Mohamed VI decidiera aplazar este encuentro con el presidente ya hubo una anterior cancelación: el encuentro debía haberse celebrado en el mes de noviembre pero Marruecos lo atrasó hasta febrero.

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