El secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, se ocupará de supervisar el plebiscito por el que las bases decidirán la continuidad de Pablo Iglesias y de Irene Montero al frente de la formación.
Tal y como recoge OKdiario, la consulta sobre la dimisión de Pablo Iglesias e Irene Montero carece de carece de garantías que avalen los resultados. Así, Podemos decidió en su momento prescindir de auditores que monitorizasen las votaciones y, en consecuencia, es el secretario de Organización del partido, Pablo Echenique, quien supervisa el ‘correcto’ desarrollo del tan surrealista plebiscito.
Hace un tiempo, Podemos implantó el sistema de Software libre para votaciones telemáticas diseñado por Agora Voting/nVotes, que es una de las corporaciones que ha controlado otros procesos de la formación (las primarias, por ejemplo). Tras instalar este novedoso sistema, los de Pablo Iglesias contrataron precisamente a la misma compañía para que impartiese un curso de formación a miembros del partido, de tal modo que éstos adquiriesen nivel en la materia. El propósito último de este curso era prescindir del control externo de los procesos electorales del partido.
La relación de Podemos con sus antiguos auditores ha sido, cuando menos, tensa. De este modo, Openkratio rompió su relación con la formación morada tras detectar diversas irregularidades en Vistalegre 2; unas irregularidades (censo, neutralidad y falta de garantías) derivadas de fallos concretos del sistema que el partido de Pablo Iglesias rehusó corregir.
En declaraciones a Esdiario, Juan Romero, responsable de la empresa ha asegurado que el que “no existan entidades externas ni una comisión electoral hace imposible garantizar que todas las partes implicadas en el proceso carezcan de interés en incentivar el resultado”.
El omnímodo poder de Echenique
Como ya se ha señalado, es el secretario de Organización de la formación, Pablo Echenique, quien se ocupará de supervisar el plebiscito que decidirá la continuidad – o no – de Pablo Iglesias (secretario general) y de Irene Montero (portavoz en el Congreso).
Lo más grave de todo es que Echenique ni siquiera ha tratado de aparentar neutralidad en este proceso. Desde el principio, ha defendido la necesidad de que Iglesias y Montero – cuestionados por la compra de la lujosa casa en Galapagar – permanezcan al frente de una formación cada vez menos creíble para los españoles.