«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
También hizo un llamado a «no ser voceros de la confrontación»

El cardenal José Cobo invita a no mirar las cruces «transformadas en estandartes de otras cosas»

El cardenal José Cobo. Redes sociales

El cardenal José Cobo ha hecho una referencia en la Catedral de la Almudena a que no se deben mirar «las cruces transformadas en estandartes de otras cosas», una afirmación velada pero lo suficientemente significativa como para haber provocado interpretaciones dentro del ámbito eclesial y político. Las palabras del prelado, pronunciadas durante la homilía del Viernes Santo, no pasaron desapercibidas en un templo abarrotado, donde miles de fieles desafiaron la lluvia para conmemorar la Pasión de Cristo.

Aunque su mensaje fue formulado con una ambigüedad calculada, muchos asistentes entendieron sus palabras como una crítica implícita a quienes defienden la permanencia de símbolos religiosos que incomodan en determinados espacios públicos como la cruz del Valle de los Caídos. Cruces que no son mero ornamento, sino memoria de fe, de entrega y de redención. Cruces que algunos veneran… y otros quisieran hacer desaparecer.

El discurso del cardenal no se limitó a este comentario. En otro momento, pidió no ser «voceros del conflicto ni de la confrontación», apelando a la unidad y a la superación de divisiones. Pero ese llamado a la concordia sonó para algunos a advertencia, a una especie de censura encubierta hacia quienes expresan con firmeza sus convicciones, especialmente en defensa del patrimonio cristiano.

Desde algunos sectores se ha interpretado este tono como una forma de desautorizar a los católicos que reclaman con firmeza que no se desvirtúe el significado de la Cruz. Entre ellos, el eurodiputado Jorge Buxadé, quien acudió a los oficios y compartió su impresión en redes sociales: «El sermón del obispo fue una excusatio non petita y un ataque críptico al pueblo creyente que defiende la Basílica del Valle de los Caídos y su Cruz», escribió.

Para Buxadé, lo dicho por Cobo invierte el sentido de la discusión, atribuyendo a los defensores de la Cruz intenciones ajenas a su valor cristiano. A su juicio, defender estos símbolos frente a quienes quieren borrarlos no es una apropiación política, sino una expresión de fidelidad a lo que representan: sacrificio, redención y fe. «El discurso buenista es propio del bipartidismo. Y no es lo que el pueblo creyente espera de sus pastores», concluyó.

En el fondo de esta polémica subyace una tensión no resuelta entre una parte de la jerarquía eclesial que apuesta por la neutralidad institucional y una base social que reclama mayor claridad en la defensa de la identidad católica. Para algunos, el lenguaje eclesial actual, con su carga de reconciliación abstracta y llamados a la paz, suena demasiado parecido al de quienes, desde la política, impulsan leyes que afectan directamente a los símbolos cristianos.

+ en
Fondo newsletter