La izquierda española mantiene que lo ocurrido en la localidad vasca no está relacionado con el terrorismo, pero los hechos apuntan en la dirección contraria.
El relato de María José, novia del teniente de la Guardia civil de Alsasua, estremece por la crudeza de los hechos y la realidad que se vive en la localidad vasca: «La vida en Alsasua, lo anormal era lo normal. Sabes que hay una especie de ley del silencio. Y te amoldas porque es con lo que has vivido siempre. No te parece extraño».
En una entrevista El Mundo, María José ha explicado cómo comenzó a sentirse excluida del pueblo cuando comenzó a salir con Óscar: «Mis amigos me decían ¿ya sabes dónde te metes? Me decían que iba a tener problemas. Y pensé… ¿voy a dejar que me digan con quien puedo o no salir? Vivimos en un mundo libre, en el que una mujer puede salir con quien le dé la gana».
«Pronto empezaron los cotilleos. Muchos me dejaron de saludar. Fui la comidilla del pueblo. Gente que te mira mal… No olvides que yo en ese momento tenía 19 años. La presión era fuerte. Un día, en la fiesta de la cerveza, me sentí ya observada, bueno, hostigada. Allí también se protesta contra la presencia de la Guardia Civil. Yo estaba con unos amigos. Se me acercó un chico y me preguntó ‘¿tú sales con un madero?’. Yo lo negué, le dije que no», ha subrayado.
La joven aún no se ha repuesto de la brutal agresión sufrida la noche de 15 de octubre y ha recordado con amargura los pensamiento que le rondaron la cabeza mientras recibía la brutal golpiza: «De aquella noche aún me cuesta mucho hablar. Jamás se me va a quitar de la cabeza el odio, las miradas de odio, la rabia, la saña, y el rencor. Esas miradas… La fuerza con la que pegaban. Llegó un punto en que pensé que mataban a Óscar. Veía que lo podían matar: tendido en el suelo y la gente pateándole la cabeza, eso se me quedará siempre, con esas miradas de odio, con la boca sangrando. Me tiré encima, recibí todo tipo de golpes. Tengo pesadillas con esas imágenes. A mí me agarraron del cuello con una fuerza tremenda, era la fuerza del odio».
María José ha recordado que su familia también ha sufrido el acoso del entorno abertzale y ha lanzado un mensaje a los grupos feministas que protestaron en favor de los detenidos durante el juicio.
La joven agredida también ha rememorado cómo fueron los días posteriores a la paliza: «Yo perdí a todos mis amigos, personas con las que estaba desde los tres años. Cuando se produce la agresión, pierdo a ciertas cuadrillas de amigos. Cuando se hacen las detenciones, ya pierdo a todos, algunos, incluso, han secundado las protestas contra mí. Se dejan llevar por la presión y el miedo. Puede más el querer ser aceptado».