A unos 100 kilómetros de la frontera marítima española y aproximadamente a 200 kilómetros de la isla de La Graciosa, en el archipiélago canario, Marruecos ha anunciado el hallazgo de un yacimiento de petróleo con reservas probadas de 1.000 millones de toneladas. El descubrimiento, ubicado en la cuenca de Agadir, ha sido confirmado por la empresa británica Europa Oil & Gas, que posee el 75% del permiso Inzegane, mientras que el 25% pertenece a Marruecos. Este permiso cubre una vasta área de más de 11.000 kilómetros cuadrados en las costas de Tarfaya, Sidi Fini y Tan Tan.
En contraste, España lleva décadas sin priorizar la exploración de hidrocarburos. A pesar de que en el pasado se realizaron sondeos en áreas cercanas al hallazgo marroquí, como en aguas próximas a Canarias, el desinterés nacional en la extracción de petróleo ha predominado, especialmente con el giro hacia una transición energética más sostenible. Según expertos, España cuenta con un yacimiento de características similares que podría generar 1.000 millones de toneladas de petróleo y 100.000 millones de euros, pero la exploración y explotación de estos recursos han sido relegadas por políticas ambientales y energéticas más estrictas.
Desde 2014, el país apenas ha emitido dos permisos de exploración, ambos en regiones del interior como Aragón y Asturias. Según el Ministerio de Transición Ecológica, la legislación actual prohíbe nuevos proyectos de minería de hidrocarburos, con las explotaciones existentes limitadas hasta 2042, como dicta la Ley 7/2021 sobre Cambio Climático y Transición Energética.
Históricamente, los mayores esfuerzos para explorar el subsuelo español se realizaron en las décadas de los 60 y 70. Aunque se identificaron pequeños yacimientos en áreas como los golfos de Valencia y Cádiz, los mares Mediterráneo y Cantábrico, y el Valle del Guadalquivir, ninguno resultó ser lo suficientemente grande para justificar su explotación económica. El último descubrimiento significativo se registró en Ayoluengo, en Burgos, hace más de medio siglo. En los últimos años, intentos como el fracking realizado por BNK Petroleum cesaron en 2016 debido a la falta de viabilidad.
La apuesta de España por las energías renovables y su compromiso con la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero contrastan con la estrategia marroquí. Mientras Marruecos avanza hacia la explotación de petróleo, España se posiciona como un líder europeo en la producción de energías verdes, marcando la pauta hacia un modelo energético más sostenible y respetuoso con el medio ambiente. Esta orientación ha convertido a España en un referente en la lucha contra el cambio climático, priorizando fuentes como la solar, eólica y biomasa frente a los combustibles fósiles.