La decisión del primer ministro británico del Partido Laborista, Keir Starmer, de retirar un retrato de Margaret Thatcher, ha desatado numerosas críticas en un país que lleva tiempo sumido en la polarización.
El cuadro, que fue pintado por el artista real Richard Stone y costó 100.000 libras, fue encargado por Gordon Brown en 2007 y presentado al público en 2009. Desde entonces, había estado colgado en la Sala Thatcher, una de las habitaciones del número 10 de Downing Street que alguna vez fue el estudio personal de la Dama de Hierro.
El biógrafo de Starmer, Tom Baldwin, ha revelado los detalles detrás de esta decisión. Según Baldwin, durante una conversación con el primer ministro en la Sala Thatcher, comentó lo inquietante que era la mirada de Thatcher en el retrato. Starmer coincidió y, al ser preguntado por Baldwin si se desharía del cuadro, el primer ministro asintió. «Y así lo ha hecho», añadió Baldwin.
Este retrato tiene un significado especial, ya que fue el primero de un ex primer ministro en ser encargado por el número 10. Gordon Brown, quien sucedió a Tony Blair en 2007, invitó a Thatcher a tomar el té poco después de asumir el cargo y le informó de su intención de encargar el retrato. Thatcher misma seleccionó los detalles del retrato, incluyendo las joyas, los botones y su característico bolso, y pidió al artista que pintara sus ojos más abiertos de lo habitual, ya que solía entrecerrarlos al mirar a la cámara. Esta particularidad es la que, al parecer, incomodó a Starmer.
La decisión de Starmer ha generado una gran controversia en el Reino Unido. La baronesa Smith de Malvern, ministra de Educación, explicó que el retrato no ha sido eliminado por completo, sino que ha sido reubicado en otra parte de Downing Street.