La pobreza energética se ha consolidado como un problema estructural en los últimos años, especialmente entre 2019 y 2023. Según datos de Eurostat, el 10,6% de la población de la Unión Europea no puede permitirse mantener su vivienda a una temperatura adecuada ni asegurar el suministro eléctrico. Sin embargo, en países como España, Portugal y Bulgaria, esta proporción prácticamente se duplica.
Según datos publicados por THE OBJECTIVE, en 2024 más de 8,6 millones de personas en España no han podido mantener su vivienda a una temperatura adecuada. Este fenómeno ha ido en aumento constante desde 2019 hasta 2023, con una leve mejora de tres puntos porcentuales el último año. En 2019, la pobreza energética afectaba al 7,5% de la población; en 2024, la cifra casi se ha triplicado, alcanzando el 20,8%.
Además, la pobreza energética ha destacado como uno de los indicadores con peor evolución en los últimos cinco años. Además, no se han registrado avances significativos en ámbitos como la productividad laboral o la reducción de la brecha de renta per cápita con la Unión Europea. La Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia también ha señalado retrocesos en indicadores educativos vinculados al informe PISA.
