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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El perfil de los yihadistas europeos: 'Su objetivo es infundir el miedo'

Se trata de una investigación científica criminológica que aborda la personalidad de los terroristas, tanto de los fanatizados como de los fanatizadores, presentes en África, Europa, Oriente Medio y Estados Unidos.


No son psicópatas, pero presentan rasgos que les abocan más que a otros al terrorismo. Los yihadistas en Europa y, por tanto, en España, los tienen. Son egocéntricos, padecen trastornos neuróticos y sufren falta de apego, según un estudio del criminólogo Jesús Sánchez Gómez, plasmado en un libro recién publicado,
Este doctor en Criminología, diplomado en Estudios Avanzados en Análisis y Prevención del Terrorismo, profesor de la Universidad Juan Carlos y autor de numerosos estudios en este área, acaba de publicar el libro «La construcción de un perfil radical yihadista», del que ha hablado con Efe.
Se trata de una investigación científica criminológica que aborda la personalidad de los terroristas, tanto de los fanatizados como de los fanatizadores, presentes en África, Europa, Oriente Medio y Estados Unidos.
En suma, según dice este experto a Efe, el objetivo de sus estudio es intentar saber qué les lleva hacia el yihadismo y analizar las causas psíquicas, biológicas y sociológicas que configuran una personalidad criminal.
Con más de mil fuentes abiertas y el uso de más de una docena de herramientas homologadas, Sánchez dedica la primera parte de su obra a introducir al lector en el contexto: Qué es Islam, cuál es la estrategia terrorista de los que defienden la Yihad, cómo utilizan el miedo y cómo para ellos las víctimas son un «factor secundario».
«Lo importante para ellos es infundir miedo y no el número de víctimas», apostilla el autor.
Ya en la segunda parte, Sánchez se mete de lleno en la investigación para abordar la personalidad de los terroristas desde la clínica criminológica, es decir, desde el análisis psicológico, psiquiátrico, médico y biológico. Cuatro áreas a las que se suma una quinta: la sociológica o adaptabilidad social del sujeto.
Con las cuatro primeras se puede comprobar la capacidad criminal de esa persona, es decir, «por qué es como es, qué le ha llevado a ser así, si es capaz de cometer un acto violento y cómo lo haría», continúa Sánchez
El autor ha identificado cuatro rasgos de la personalidad violenta: el egocentrismo, la labilidad afectiva o inestabilidad de ánimo, la agresividad y la indiferencia afectiva.
Según Sánchez, el que tiene los dos primeros está en fase de decisión, es decir, en un interno de «si comete o no comete la acción». Si a esos dos rasgos se le unen el tercero y el cuarto, el sujeto da ya el paso y decide cómo hacerlo.
Todo ello se pone en relación con la adaptabilidad social del individuo y, con la aplicación de las herramientas técnicas (el autor nombra algunas que usan los expertos como DSM 5, CIE 10, PCL o MMPI), se obtiene su perfil criminal.
Después de señalar que usa varias para comprobar si se obtiene el mismo resultado con cada una, Sánchez asegura que ese perfil es útil para identificar las áreas en las que se puede influir. En suma, permite poder llevar a cabo una intervención temprana y, a la vez, buscar el tratamiento oportuno. Prevenir el terrorismo, por tanto.
Tiene claro el autor que los terroristas no son psicópatas, pero sí sufren trastorno límite, que conlleva miedo a ser abandonado, inestabilidad, muy impulsivos, dominados por la ira, tienen conductas suicidas, sentimiento de vacío…
Pero sobre todo, el autor hace hincapié en ese miedo al abandono y precisa que muchos de los fanatizados son personas a las que les falta apego, son incapaces de estar en grupo y cuando aparece alguien que les ofrece algo de cariño (los fanatizadores), no dudan en seguirles.
Jesús Sánchez señala que los terroristas en Europa y, por tanto, en España, se fanatizan a través de un actor cercano (un tío, un primo, un amigo, un novio…). Egocéntricos y con trastorno límite, alguien cercano consigue «revitalizarles e influirles». En Estados Unidos, es a través de Internet donde son captados y radicalizados.

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