Justo después de la sesión de investidura de Pedro Sánchez, el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijoo, se acercó al escaño del presidente para tenderle la mano. En un gesto de aparente educación se esconde toda la retórica del supuesto principal partido de la oposición: mano tendida.
Después de conocer, hace apenas unos días, que la vicepresidenta económica del Gobierno, Nadia Calviño, será la nueva presidenta del Banco Europeo de Inversiones, el PP ha repetido el gesto: mano tendida. Que Calviño haya usado la anterior legislatura, el mandato español de la Unión Europea o estas semanas de prórroga en Moncloa como trampolín no ha impedido que los populares «feliciten» a la vicepresidenta.
En un comunicado difundido por el propio Partido Popular, se explica que «la nueva presidenta del Banco Europeo de Inversiones contará con más apoyo del PP que el que seguramente obtenga de sus socios de Gobierno». Un apoyo que nace, sin embargo, con un reproche: «El PSOE no apoyó la candidatura de Luis de Guindos tras postularse como vicepresidente del Banco Central Europeo y exigió su dimisión inmediata como ministro de Economía».
Eso no ha sido ningún impedimento para que el PP apoye a Calviño en su nueva andadura europea: «El PP espera que la representación española al frente del BEI sea beneficiosa para el país y aguarda que, desde este nuevo cargo, Calviño sí centre sus intereses en resolver los problemas reales que presenta nuestra economía».
