El PP calificó el pasado jueves de «auténtico disparate» que el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, vaya a traer a España «en alfombra roja» al expresidente de la Generalitat —el prófugo Carlos Puigdemont– tras la entrada en vigor de la nueva reforma del Código Penal.
El magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena eliminó el delito de sedición del procesamiento contra Puigdemont, pero mantuvo el de malversación –que fija penas de cuatro a 12 años de prisión y de 10 a 20 de inhabilitación– con el de desobediencia –que no contempla cárcel, pero sí inhabilitación de seis meses a dos años–. «Sánchez dijo que iba a traer a Puigdemont a España y ha cumplido. Ahora, no nos dijo de qué forma lo iba a traer. No nos dijo que lo iba a traer con una alfombra roja», aseveró el coordinador general del PP, Elías Bendodo.
En un mensaje telemático desde Bélgica, el propio Puigdemont aseguró que quiere «librar la batalla europea hasta el final», aunque pueda no tener el resultado esperado. «No se trata de aceptar ser condenado por delitos supuestamente menores (…). Se trata de no permitir ninguna condena por decisiones políticas, y esto no lo puede asegurar ningún pacto con el Gobierno ni ninguna connivencia con la justicia de ese país», agregó el dirigente separatista, que ya ha cumplido cinco años en Bélgica.
Huyó un 30 de octubre, coincidiendo con el anuncio por parte del fiscal general del Estado, José Manuel Maza, de una querella por delitos de rebelión, sedición, malversación, etc, contra él. Días antes, el Gobierno del PP –que había aplicado un 155 light con el consenso del PSOE y Ciudadanos que le destituyó– aseguró –a través de su portavoz Íñigo Méndez de Vigo— que recibiría con «agrado» la participación del propio Puigdemont en las elecciones a la Generalitat que se celebraron el 21 de diciembre de 2017. «Puigdemont y todos los líderes políticos pueden participar en las elecciones porque están en su derecho. Sería bueno porque es una manera de que los catalanes juzgasen y opinen sobre las políticas que ha llevado a cabo en el último año», señaló Méndez de Vigo.
Aquellos comicios los ganó Ciudadanos con más de 1,1 millones de votos y 36 escaños. Y Puigdemont celebró el liderazgo en el bloque secesionista pese a quedar segundo –a dos escaños de la formación naranja–.