El presidente de Correos, Pedro Saura, ha reunido en la Casa de la Moneda de Madrid a 200 directivos para dejarles claro que el tiempo corre en contra y que la compañía se encuentra en una situación crítica. No se trató de un encuentro para aplaudir logros, sino de un serio aviso sobre la necesidad urgente de reorientar la empresa.
Saura, que ocupa el cargo desde diciembre de 2023, insistió en que «queda poco tiempo» y en que es imprescindible trasladar correctamente los mensajes a los empleados si se quiere que el plan de transformación funcione, según informa El Debate. El diagnóstico que ofreció no deja lugar a interpretaciones optimistas: Correos sufre el mayor índice de absentismo de Europa, el mayor desplome en el negocio postal y el menor grado de internacionalización entre los operadores postales del continente.
Como ejemplo, el propio Saura señaló que en Dinamarca ya han dejado de repartir cartas con sólo 18 envíos postales por trabajador. Correos, con 22, se acerca peligrosamente a esa media.
Entre los objetivos que se ha fijado la empresa para 2025 figuran el impulso de la paquetería, la diversificación de ingresos, la reorganización del trabajo, el contrato con AXA para distribuir seguros y el desarrollo de los llamados servicios de interés económico general (SIEG). Además, busca reducir costes mediante una mejora en la eficiencia y la reestructuración interna.
Golpe a los pactos internos y aviso a CCOO
El tono de Pedro Saura revela su intención de revisar en profundidad el modelo organizativo, dejando atrás las improvisaciones y los equilibrios sindicales que, hasta ahora, han paralizado la transformación. Con los recursos garantizados por el Gobierno —3.000 millones en cuatro años—, el presidente se desmarca del «dejar hacer» que ha imperado en Correos y lanza un mensaje que muchos interpretan como una advertencia directa al director de Recursos Humanos, Fernando Ramírez, y su alianza con CCOO.
Ramírez, procedente de Navantia, entró en Correos en 2022 como mano derecha del anterior presidente, Juan Manuel Serrano. Desde entonces, ha ido diseñando un modelo laboral a espaldas del resto de sindicatos. El Sindicato Libre no ha dudado en denunciar públicamente esta deriva. «Ramírez se ha arrojado en los brazos de CCOO«, ha lamentado su secretario general, Miguel Ángel Mora, quien recuerda que pretendían cerrar el nuevo convenio antes del 31 de diciembre, pero desde entonces «no ha habido conversaciones fluidas».
Por ahora, no hay nuevas reuniones previstas con los sindicatos. En cambio, ya están en marcha medidas como la reasignación de los 800 empleados de los centros nodales que cerrarán, así como el nuevo plan de excedencias voluntarias incentivadas para los 2.200 funcionarios aún en plantilla. Se espera que unos 1.000 se acojan a esta fórmula, el doble que en el programa anterior de 2023.
También se ha reactivado el concurso de traslados, que llevaba meses bloqueado. Quienes opten a las vacantes tendrán preferencia sobre los trabajadores reasignados por el cierre de los centros nodales.
La hoja de ruta contempla la salida voluntaria de hasta 7.000 empleados de los 47.000 que conforman la plantilla actual, descartando despidos colectivos como los aplicados por otros operadores postales europeos. Se trata de una de las condiciones impuestas por Sindicato Libre, UGT y CSIF que tanto Correos como la SEPI han aceptado.