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MISMAS TÉCNICAS DISTRACTIVAS DEL CHAVISMO

El silencio mediático, principal arma del golpismo socialista

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la vicepresidenta primera, Nadia Calviño. Europa Press

Por supuesto que voy a repetir lo que digo cada vez que el socialismo español ejecuta acciones chavistas: vengo del futuro y quisiera contárselo.

En esta ocasión, siento que llevo ventaja. Con motivo de la publicación de mi primer libro, he estado varias semanas en territorio español participando en una serie de eventos en varias ciudades de este país que quiero tanto. Y entre tanto, he hablado, he visto, he escuchado y he leído in situ como están pasando las cosas. Escribo estas letras desde un rincón del aeropuerto de Barajas, mientras espero mi vuelo a Londres. Y sinceramente debo decir que lo que he visto estos últimos días me ha dejado más preocupado que antes. Al parecer a la distancia no se ve tanto el peligro que sí se logra ver de cerca.

Los grandes peligros que amenazan a España

Dos señales de preocupación claras vienen por el mismo flanco. Se trata de la opinión pública y su posicionamiento ante los hechos que están ocurriendo en España en el poder judicial y las avanzadas de Sánchez de inicio de año. Nos pilla el arranque de 2023 con embestidas de fin de legislatura y cumplimiento forzoso de pactos electorales que se creían, erróneamente, olvidados. Todo parece indicar que los pactos del PSOE con sus aliados electorales fueron elaborados incluyendo los tiempos y momentos. Es decir, se orquestó el momento de la aplicación y las fórmulas a utilizar, pero el cumplimiento era garantía. Las amnistías a golpistas y terroristas, la liberación de delincuentes, la intervención del poder judicial, etc.

Y en esa aplicación de una agenda cuyo alcance al menos yo no conozco del todo en cuanto a posibilidad de triunfo final, ocurre una curiosa situación que en términos absolutamente venezolanos podríamos llamar «explosión de pote de humo». Así, cuando medios y opinión pública deberían estar conmovidos y dedicados a la derrota fundamental de Sánchez al aplicar una rebaja de impuestos que había tachado de ridícula, burguesa e innecesaria, el tema en tendencia ese día era la separación de doña Isabel Preysler y Don Mario Vargas Llosa.

Por supuesto, no tienen los recientemente separados ni la culpa ni son copartícipes de la situación. Por supuesto que no. Pero cuando el Gobierno socialista ha decidido que no puede más con la presión social que genera un bolsillo cada vez más golpeado por la inflación y decide aplicar una rebaja impositiva denostada un año antes por ellos mismos cuando fue propuesta por la oposición, la demolición de los argumentos del socialismo debería estar ocurriendo a toda hora y en todo momento en los principales medios. Debería ser el tema de debate principal. La agenda debió ir alrededor de ese tema, sin duda alguna.

Pues no. Incluso el propio discurso de Sánchez en el pleno pasó casi desapercibido. Una ligera revisión de los medios ese día me dejó perplejo ante la particular dinámica que se estaba desarrollando: las redes de los principales medios de comunicación dedicados al cotilleo. A Presyler, su ex pareja, su hija, la ex pareja de la hija, la reconciliación de la hija con su anterior pareja.

La rebaja de impuestos que llegó un año después de lo requerido, fue tema de unas pocas horas. Y ya se olvidó.

Y en medio de ese olvido, por supuesto, ya el golpe judicial estaba montado. Como si un pequeño globo de ensayo se hubiese lanzado con la complicidad de medios sojuzgados, entregados o simplemente controlados de forma directa. De forma similar, la toma de control que el socialismo español ha hecho del poder judicial, quedó sepultada en pocas horas en medios y redes, gracias a el «salpicón» de Shakira, que se apoderó de los «trending topics». ¿Y el golpe? ¿Y los peligros que se asoman? ¿Y la participación del principal partido de oposición en el arreglo que convierte al Tribunal Constitucional en la oficina de asuntos jurídicos del chavismo español?

Pues de eso, nada.

Otra señal para quien viene del futuro

Yo vi caer a la democracia venezolana a cámara lenta, pero no sabía que se estaba cayendo, hasta que la vi en el suelo.

Siento que todo empezó cuando los ciudadanos decidieron que todos los políticos eran iguales y hacían lo mismo cuando llegaban al poder, pactaban y se arreglaban a espaldas del electorado. Entonces surgió un cuestionamiento básico: si todos son iguales y todos harán lo mismo ¿Para qué voy a votar?

Empezó entonces el fenómeno del divorcio entre el problema y el voto como vía para la solución. Es decir, si necesito que se resuelva el problema de la delincuencia, mejor me compro un arma porque ir a votar por quien me ofrece más seguridad no va a resultar. No resultará sacar a un partido para que gobierne otro, porque los dos son lo mismo. Empezó entonces a crecer la abstención como fenómeno en una democracia que se preció de alcanzar hasta el 90% de participación en sus años iniciales, para fenecer de a poco hasta llegar a una abstención que supera hoy el 80% en cada evento electoral.

¿Estamos ya en eso en España? Quizás sí, quizás no. Pero el camino está construido ya, con colores rojos y azules bien combinados.

Lo de los medios ya es de chiste. No es necesario decir que fueron los principales medios venezolanos los escenarios donde se libró la batalla contra la democracia venezolana, siendo mayoría los que se alinearon con Chávez, aunque luego les tocó arrepentirse. Andan incluso en España los editores de aquellos medios que creyeron que regalándole a Chávez las primeras planas y el prime time televisivo y radial, le hacían un favor al país. Por allí andan expropiado, con sus medios cerrados, algunos no hablarán por vergüenza, otros por complicidad aun en desarrollo. Pero así fue y la historia está aún por contarse plenamente,

Habría que hacer una simple revisión del número de periodistas en los altos niveles del chavismo durante todos estos años. El chavismo fue eminentemente un fenómeno mediático desde el momento en que unos altos mandos traidores permitieron al golpista Chávez aparecer uniformado en directo en las pantallas de televisión para anunciar que se rendía aquel febrero de 1992 cuando usó las armas de la República para asesinar a la República. Fue a través de los medios, en cadena nacional  que Chávez gobernó. En vivo y directo expropió, ordenó reprimir, arrasó con tribunales, parlamento, gobernaciones, alcaldías. Fue en televisión nacional que anunció que se reelegiría eternamente. Y fue en televisión nacional que nos hizo vivir, cual reality show, su enfermedad, agonía y hasta sus pompas fúnebres.

Hay muchas evidencias hoy sobre lo que está haciendo el chavismo español. Pero lo que de verdad debería preocupar es que el interés de la sociedad está en otra parte y no en las amenazas.

Está abierta entonces la vía para que un liderazgo real y genuinamente comprometido se encargue de señalar que el chavismo español está desnudo.

Ojalá aún haya tiempo.

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