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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El 'goteo' del desarme de ETA en vísperas de su posible disolución

La entrega el pasado miércoles por parte de ETA de dos cajas con armas a la Policía judicial francesa en Bayona supone un paso más en el «goteo» con el que la banda terrorista de ultraizquierda está llevando a cabo su supuesto desarme total en vísperas del anuncio de su posible disolución y en medio de la desconfianza de víctimas, Gobierno y la mayoría de los partidos.

Este es el tercer «gesto» de desarme por parte de ETA desde febrero de 2014 cuando se produjo la escenificación de lo que la banda llamó inicio del sellado y puesta «fuera de uso operativo» de su arsenal, que consistió en la emisión de un vídeo, remitido a la BBC, en el que dos encapuchados entregaban a miembros de la denominada Comisión Internacional de Verificación (CIV) un documento con un inventario de armas «inutilizadas».
Aquella iniciativa fue recibida con unánime escepticismo debido a que los «verificadores» reconocieron que los terroristas se volvieron a llevar las armas que aparecían en el vídeo después de la grabación de las imágenes.
Se trataba de 3 pistolas, 1 fusil, 2 granadas de carga hueca, 300 balas, algo más de 16 kilos de material para fabricar explosivos, además de 2 rollos de cordón detonante y 9 temporizadores de distinto tipo, todo ello supuestamente inutilizado.
Pese a que aquello fue considerado como «farsa», «simulacro», «escenificación» o «teatro», la banda terrorista insistió tres días después en un comunicado en su disposición a continuar con el sellado de las armas, «llevarlo hasta el final, hasta el último arsenal».
ETA calificó entonces ese proceso de «complejo y no exento de dificultades» y quizás por ello pasaron más de dos años hasta que en abril de 2016 la banda terrorista asegurara en otro comunicado que el sellado e inventariado de armas había concluido «de forma total».
Una operación de la Policía francesa en octubre de ese año permitió el hallazgo de cuatro bidones enterrados con un centenar de armas cortas -revólveres y escopetas- en un bosque próximo a la localidad de Compiègne, en el departamento de Oise, al norte de París.
Los expertos en la lucha antiterrorista franceses y españoles consideraron que se trataba de un depósito en el que ETA estaba agrupando varios arsenales para llevar a cabo una nueva «escenificación» de entrega de armas.
Hace aproximadamente un año, el 8 de abril de 2017, se produjo la entrega de armamento más significativa hasta la fecha cuando la banda terrorista puso en conocimiento de las autoridades francesas la geolocalización de «todo el armamento que controla».
Eran ocho depósitos de armas en los Pirineos Atlánticos con 3 toneladas de explosivos, munición, detonadores y 120 armas de fuego, sobre todo pistolas de las que habían sido robadas en octubre de 2006 en una fábrica de Vauvert en el sureste francés.
Las Fuerzas de Seguridad recordaron entonces que ETA había robado en Vauvert 338 pistolas, por lo que las entregadas representaban poco más de un tercio de aquel arsenal.
En los últimos meses ha aparecido una mochila con armamento a las afueras de Tosse y una granada en Bayona.
En cuanto a la entrega del pasado miércoles, fuentes de la lucha antiterrorista han confirmado que en las dos cajas había 24 armas cortas, munición de 9 milímetros y 38 SP, cordón detonante (unos 20 metros), medio millar de detonadores electrónicos, dos temporizadores, 200 placas de matrículas y material para el robo de vehículos.
Este nuevo gesto se produce en vísperas del posible anuncio de disolución de ETA que, aunque finalmente llegue a producirse, puede no suponer el fin del «goteo» de entrega de armas, ya que los expertos en la lucha antiterrorista consideran que seguirían produciéndose entregas parciales.

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