El acercamiento de Salvador Illa a Jordi Pujol y los elogios posteriores, calificándole como «una de las figuras más relevantes de la historia de la política catalana», pretenden reestablecer los lazos entre Junts per Cataluña y el gobierno de Pedro Sánchez.
Horas antes de su encuentro con el rey Felipe VI, el presidente catalán recibió al exmandatario Pujol en el Palacio de la Generalidad, compartiendo imágenes en X (antes Twitter) y destacando su relevancia para la comunidad autónoma. Este acto parece consolidar el proceso de rehabilitación del patriarca neoconvergente, iniciado por el independentismo en los últimos años y reforzado con un documental emitido en 2022 por TV3, que presentaba a Pujol como una víctima de las «cloacas» del Estado español y resaltaba su legado político.
Este gesto ha generado un fuerte rechazo entre los sectores constitucionalistas en Cataluña. Sociedad Civil Catalana, una de las entidades más activas en las protestas contra el proceso separatista en 2017, expresó su indignación tras ver la fotografía de Pujol con Illa. «¿Es necesario blanquear a un delincuente confeso y concederle impunidad a todo nacionalista para alcanzar la concordia?», se preguntó la organización, recordando el papel de Pujol no sólo como acusado pendiente de juicio en la Audiencia Nacional por delitos de blanqueo de capitales, asociación ilícita y fraude fiscal, sino también como el artífice del Programa 2000. Este programa de los años 90 fue un ambicioso plan de ingeniería social para promover el sentimiento nacionalista en la sociedad catalana, especialmente a través de la Educación y los medios de comunicación, y es considerado por algunos como el preludio del movimiento independentista.
A pesar de estas críticas, la rehabilitación de Pujol podría ser una estrategia para acercar a la parte más moderada de Junts per Cataluña al gobierno de Sánchez, que depende crucialmente de los siete escaños de los neoconvergentes en el Congreso —y más tras acumular varios fracasos electorales—. Desde que Illa fue investido presidente de la Generalidad, las relaciones entre Junts y los socialistas han sido tensas, con cada votación en el Parlamento convertida en un desafío para el PSOE. El martes, por ejemplo, Junts sorprendió al gobierno al tumbar una propuesta sobre el alquiler temporal, comunicando su cambio de postura solo tres minutos antes de la votación, según reveló Íñigo Errejón.