«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

De la ternura de Kiko Hernández a Crisis, What crisis? de Campanario

Las vacaciones, ese estado mental. Les veo llegar a la oficina a regañadientes, mientras coches cargados de maletas y con olor a aftersun les adelantan sin compasión. Salga de ese centro comercial (sí, ya sé que hay aire acondicionado) y deje de hacerse selfies en la sección de muebles de jardín con ese césped artificial de fondo, hombre por favor. Aparque su cabreo emocional, repasar las revistas del cuore le ayudará a mitigar los estragos de la canícula. Vamos al lío.
El pasado siempre vuelve. Olviden aquello de Les Luthiers, “cualquier tiempo pasado fue anterior”. Como en un ‘Cachitos de cromo…’ del papel cuché, María José Campanario y Belén Esteban coinciden, de nuevo, en las portadas. Está claro que Campanario no es Monna Bell cantando su ‘Comunicando, comunicando” porque mantiene conversaciones, continuamente, con todos los periodistas del corazón.
En ¡Hola!: “No estoy en la unidad psiquiátrica. Ni tampoco estoy ingresada por depresión ni por ansiedad”. Asegura que su ingreso ha sido voluntario, “entro y salgo cuando quiero”. Y, Jesulín la visita cada dos días. Que está pasando un mal momento es evidente. Todo superable, afortunadamente. Qué afán por desmentir todo. Ya lo decía Epicteto, los hombres se atormentan por la opinión que tienen de las cosas; no por las cosas mismas.

Al otro lado del ring, en Semana, Belén posa en bañador, (insuperables eran aquellos paseos por Benidorm en biquini cuando la perseguía Aquí Hay Tomate). Su Andrea cumple 18 años. Será despixelada (suena fatal, ya). Era mejor cuando los ‘destomataban’, que decía Rosa Belmonte el otro día. ¿Es una entrevista necesaria? No, pero explota la gallina de los Sálvame de oro próximos.
Belén Esteban, como Feliciano López anoche con Bertín, “quiero que todo el mundo conozca mi verdad, que me conozcan de verdad”.  Como si eso fuera algo bueno. En general se es lo que no se muestra.

Diez Minutos nos trae la presentación oficial de las hijas de Kiko Hernández: Abril y Jimena. Con Mila Ximénez y Kiko Matamoros a su vera. Las mellizas, detalle, no están pixeladas. Todo tan natural que parece hecho una tarde de domingo con el mismísimo teléfono móvil. Otro más, ya lo parecía en el de Carmen Borrego y su marido la pasada semana.  Reportajes low cost. Si antes era Rosa Benito la de “porque yo, que soy madre” para sentar cátedra, ahora es Kiko el sufridor: “Biberones, pañales, colegios… He soñado que Matamoros secuestra a las niñas…” ¿No era Kafka el que hablaba en verano de los inconvenientes y ventajas del matrimonio y la vida familiar…? Kafka se perdió a Kiko Hernández.
Rocío Carrasco no está para que le pregunten por el tema familiar. Vamos, yo ni me acercaría. Más después de ver cómo llegaba a los juzgados y coincidía con su ex y con su hijo: “Rocío no le ha dado ni un beso a su hijo”, declaró el abogado de Antonio David. Impactante cuando Rocío Carrasco se levanta las gafas de sol mientras le preguntan los periodistas. ¿Recuerdan a Glenn Close dejándonos más heladas que un whisky on the rocks, en Damages, con sólo el gesto de quitarse las gafas? Un asunto triste, la verdad.
La semana que viene llegará cargada con la final de Supervivientes que se celebra mañana. Ayer ya calentaron motores con la entrevista de Feliciano López, en Telecinco. Por supuesto, el gancho era Alba Carrillo. ¿Qué hacían dos eternas horas hablando sobre tenis cuando venían a hablar de Alba? ¿Qué hacía Arévalo ahí? Surrealista. Ese frenético aroma absurdo que destila el amor, que dijo Onetti. Y muy recomendable el magnífico reportaje de ¡Hola! dedicado al viaje oficial de los Reyes, don Felipe y doña Letizia, al Reino Unido. Es el reportaje esperado en un viaje oficial “recibidos con un ceremonial de siglos”.
Y como Instagram es el último recurso para los medios, Jorge Javier Vázquez es noticia porque ha publicado, de nuevo (la anterior fue desde Nueva York), su derrière: “Culo veo, culo quiero”. Likes por aclamación en la red social. Alguno dirá como Joan Crawford en Feud, “yo también tengo grandes tetas, pero no se las pongo a todos en la cara”.
¡Disfruten!

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