La posibilidad de que un ministro del actual Gobierno de Pedro Sánchez, como José Luis Escrivá, sea nombrado gobernador del Banco de España, genera un gran malestar en el sector financiero, principal afectado por esta decisión. Escrivá, quien actualmente ocupa el cargo de ministro de Transformación Digital y Función Pública, ha sido mencionado como el candidato principal durante todo el verano, y en el ámbito bancario ya asumen que el Gobierno podría optar por esta designación, a pesar del impacto negativo que podría tener en la reputación de la entidad.
El Banco de España es el interlocutor directo de las principales entidades bancarias en su papel de supervisor, aunque el Banco Central Europeo (BCE) también interviene en las grandes entidades. Debido a esto, el sector financiero considera clave mantener la continuidad del trabajo realizado por Pablo Hernández de Cos, exgobernador, y por Margarita Delgado, actual subgobernadora, quien ocupa temporalmente la dirección de la entidad. Sin embargo, su mandato interino concluye el 11 de septiembre, fecha para la que se espera que ya esté nombrado su sucesor.
En las altas esferas bancarias, el nombre de Escrivá ha generado rechazo desde el principio. Según fuentes del sector, el Banco de España necesita un perfil independiente y neutral, libre de influencias políticas, algo que un ministro no garantiza. «Tiene una carga política demasiado evidente», afirman en la gran banca. Las entidades temen que esta designación pueda comprometer la imagen tanto nacional como internacional del supervisor bancario, ya que un futuro gobernador proveniente del Gobierno podría enfrentarse a conflictos de intereses al tener que revisar decisiones que él mismo ha tomado en el pasado. A pesar de que Hernández de Cos ha sido firme con el sector financiero, tomando medidas como la activación del colchón de capital anticíclico, las entidades prefieren una figura neutral y respetada en el ámbito financiero que continúe su legado.