El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, logró esquivar las críticas de la OTAN con un anuncio de última hora: un incremento de 10.000 millones de euros en defensa que aún no se ha ejecutado, pero que ha servido para que España alcance por fin el tan exigido 2% del PIB en gasto militar. Sin embargo, la Alianza Atlántica ha dejado claro que ese umbral no es más que el punto de partida. Y ahora, a pocas semanas de la Cumbre de La Haya, ya se anticipa una nueva exigencia: un aumento adicional de entre 25.000 y 50.000 millones de euros, en función del objetivo que se fije como nuevo estándar para los Estados miembros.
Llegar al 2% ha costado más de 10.000 millones
El Gobierno de Sánchez ha necesitado inyectar 10.471 millones para elevar el presupuesto hasta los 33.000 millones actuales, lo que ha permitido a España abandonar el vagón de cola entre los aliados. Hasta ahora, el país no superaba el 1,28% del PIB. Sánchez defiende que estos fondos proceden de partidas obsoletas, supuestos «ahorros generados» y de una reorientación de fondos europeos, en una ingeniería financiera que ha generado un fuerte rechazo político.
Sumar, socio de Sánchez en el Gobierno, se opone frontalmente a cualquier aumento militar y ha llegado a pedir la salida de España de la OTAN, aunque no ha pasado de las declaraciones. La oposición, por su parte, critica que el aumento no se haya tramitado por el Congreso de los Diputados.
La Haya marcará el nuevo listón militar
Los próximos días 24 y 25 de junio, la OTAN celebrará en La Haya una cumbre crucial. Sobre la mesa hay dos propuestas de incremento del gasto: una más moderada, del 3,5% del PIB, y otra más ambiciosa, del 5%, impulsada por Estados Unidos. Ningún país alcanzó ese umbral en 2024: Polonia, con un 4,12%, fue el más cercano; Washington, por su parte, destinó el 3,38%.
Para España, las cifras son claras: si alcanzar el 2% ha requerido más de 10.000 millones, el 3,5% obligaría a sumar otros 25.000 millones, llevando el presupuesto total hasta los 58.000 millones. Y si el listón se eleva al 5%, el coste ascendería hasta los 82.500 millones, un aumento de casi 50.000 millones respecto a las cifras actuales.
Más allá de los números, la OTAN también exigirá que el grueso del gasto se destine a armamento y capacidades militares reales, no a partidas difusas o de transición ecológica. De hecho, del último plan anunciado por Sánchez, solo el 18% se dirigía a armamento. La Alianza plantea que, en caso de fijar el objetivo en el 3,5%, un 1,5% podría destinarse a infraestructuras o ciberseguridad, pero el resto debe ir directamente a defensa militar.
Además, el plazo límite para cumplir con estos objetivos sería 2032, como ha propuesto Estados Unidos. Una hoja de ruta que pone contra las cuerdas al Gobierno de Sánchez, que se había comprometido a no sacrificar las políticas sociales ni ecológicas. La OTAN, sin embargo, volverá a presionar en junio, cuando se espera la firma de un nuevo compromiso militar en La Haya, que podría suponer el mayor aumento de gasto en defensa de la historia reciente de España.