«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
A la crisis se suma el éxodo de las zonas rurales por la falta de trabajo

La población nacida en España se ha reducido más de un 36% en la franja de edad de 20 a 39 años en dos décadas

Un padre abraza a su hijo tras nacer. RTVE

La población española nacida en el país y comprendida entre los 20 y 39 años ha registrado una drástica caída del 36,8% entre 2003 y 2024, lo que equivale a 4,57 millones menos de personas en esta franja de edad. Este fenómeno, conocido como invierno demográfico, se manifiesta con especial intensidad en regiones como Asturias y Vizcaya, donde la reducción supera el 50%, según datos analizados por el demógrafo Alejandro Macarrón Larumbe.

El análisis muestra que las provincias más afectadas por esta tendencia están concentradas en el norte de España. Asturias lidera el desplome con un -52,2%, seguida de Vizcaya (-50%), Zamora (-49,9%) y Palencia (-48,3%). Otras provincias del norte como Lugo, León y Álava también presentan reducciones cercanas o superiores al 47%.

En el resto del país, aunque la pérdida no alcanza niveles tan extremos, la caída sigue siendo significativa. Grandes provincias como Barcelona (-41,5%) y Madrid (-35,4%) han visto disminuir de forma preocupante su población joven nacida en España. Incluso en regiones con mayor dinamismo económico, como la Comunidad Valenciana y Andalucía, la caída es notable, con provincias como Alicante (-33,1%), Sevilla (-32,7%) y Málaga (-26,5%) mostrando descensos alarmantes.

La caída en esta franja de edad es una de las primeras señales visibles del invierno demográfico, un fenómeno que implica un descenso en la natalidad y una población envejecida. Según Macarrón, «el impacto inicial de este proceso se refleja en la pérdida de niños y jóvenes, con consecuencias sociales y económicas a largo plazo».

El problema demográfico no sólo afecta a las grandes ciudades, sino también a las zonas rurales, donde el éxodo de población joven se agrava por la falta de oportunidades laborales. Este declive está creando un círculo vicioso que dificulta la recuperación demográfica en las regiones más despobladas del país.

En términos absolutos, España se enfrenta a un desafío histórico: revertir las tendencias de baja natalidad, envejecimiento y emigración de población joven nacida en el país. De no implementarse medidas efectivas, esta pérdida continuará erosionando la base de trabajadores y contribuyentes que sustentan el sistema económico y social.

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