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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Lección de feminismo de una mujer a la alcaldesa socialista de Jerez

Antonia Alba denuncia los desmanes del feminismo

El Ayuntamiento de Jerez de la Frontera, en Cádiz, otorga anualmente un premio (Racimo) y un anti-premio (Filoxera) con objeto de recompensar a quienes apoyan públicamente la causa feminista y de penalizar (a ojos del pueblo) a quienes denuncian sus desmanes respectivamente.


A nadie se le escapa que estigmatizar al discrepante se ha tornado en una práctica habitual del progresismo hodierno, que se afana en reprimir la propagación de las ideas más incómodas. Es por ello por lo que no debe desconcertarnos que el Ayuntamiento de Jerez de la Frontera, en Cádiz, otorgue anualmente un premio (Racimo) y un anti-premio (Filoxera) con objeto de recompensar a quienes apoyan públicamente la causa feminista y de penalizar (a ojos del pueblo) a quienes denuncian sus desmanes respectivamente.
Este año el premio Filoxera le ha sido concedido a la abogada Antonia Alba, que pertenece al Movimiento Femenino por la Igualdad Real. Se trata de una plataforma que discrepa del feminismo de género y que ha criticado con causticidad la ingente cantidad de denuncias falsas a las que ha dado pie la aún vigente Ley de Violencia de Género (instaurada por el Gobierno de Zapatero y mantenida por el de Rajoy).
En un gesto de dignidad, Alba se ha avenido a recibir el oprobioso galardón (cuando bien podría haberse quedado en casa asimilando la magnitud de la afrenta). Y lo que es mejor: durante la ceremonia de entrega, ha pronunciado unas palabras que dejan en evidencia al consistorio jerezano, controlado hogaño por el PSOE en coalición con Podemos e Izquierda Unida.
‘¿Se han planteado que este premio podría suponer la comisión de un delito? Por dar un premio malo para, de alguna manera, humillar y denigrar a una persona que en este caso soy yo, que soy una mujer… Y la ley ampara a las mujeres. Podría suponer incluso un delito de incitación al odio, pues, a través de las redes sociales, gente que no me conoce de nada y que ignora la lucha que llevo ha dicho de mí barbaridades’, ha señalado Alba con indignación.
En este sentido, se ha mostrado reacia a ese feminismo que alimenta la lucha de sexos y las divisiones familiares. ‘Si entendemos el feminismo como una lucha por la igualdad real, en la que no haya supremacía de nadie sobre nadie, yo soy feminista. Cada día me levanto para luchar por mis derechos… Y no quiero más derechos que otros, sino los mismos. Quiero trabajar y conseguir llegar lejos por mis méritos, por mi constancia y por mi capacidad’, ha manifestado.

Las denuncias falsas

Una de las principales labores del Movimiento Femenino por la Igualdad Real es, como ya se ha dicho, la lucha contra las denuncias falsas en el ámbito familiar. Unas denuncias que son amparadas por la Ley de Violencia de Género, que hurta la presunción de inocencia a la mitad de los españoles (a los hombres): ‘Nos posicionamos en contra de todas aquellas personas que utilizan la ley de manera torticera para conseguir otros fines Por ejemplo, perjudicar al padre de sus hijos’, ha advertido Alba, cuya incorrección política es sólo comparable a su amor por la verdad.

En esta línea, la miembro de la plataforma femenina ha enunciado una serie de datos que sostienen su teoría: ‘¿Me podéis discutir que el 80% de las denuncias por violencia de género quedan o bien en archivo, o bien en sobreseimiento? ¿Por qué no la Fiscalía no investiga estos procedimientos para ver si, entre ellos, hay simulación de delito o denuncias falsas?’, ha aseverado Antonia Alba, que le ha formulado a los miembros del Ayuntamiento de Jerez la misma pregunta que se formulan todos aquellos españoles sobre quienes sigue incidiendo la refulgente luz del sentido común.

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