La Generalitat ha ido parcheando las fugas de un referéndum que ha nacido muerto. Estas son algunas de las cuestiones más surrealistas que rodean a la consulta ilegal que hoy celebra el separatismo.
La Comisión de Venecia es un órgano consultivo del Consejo de Europa que determina, entre otras cosas, cuáles son los estándares básicos que garantizan que un referéndum se asienta en la legalidad internacional.
Thomas Market, secretario de esta institución, disipaba cualquier duda acerca del 1 de octubre y aseguraba que la consulta ‘’no cumple’’ con sus estándares. El principal y punto básico de colisión con el Código de Buenas Conductas para Referendos es la falta de respeto a la Constitución. Todo referéndum que choca con la legalidad del Estado en el que se convoca no goza de las mínimas garantías.
Pero el 1 de octubre va mucho más allá. Es una chapuza se mire por donde se mire. A continuación desgranamos los puntos más surrealistas y el trampeo constante que ha maquinado la Generalitat para llegar hasta hoy, 1 de octubre:
Fuera de la ley
El referéndum no respeta ni el Estatuto de Autonomía, ni la Constitución Española. Junts pel Sí y la CUP han atropellado tanto el Reglamento del Parlament como los derechos de la oposición para aprobar su convocatoria. Más tarde, el Tribunal Constitucional decidió suspenderlo y el TSJC ha estado trabajando desde entonces para evitar que se materialice.
Más allá del ordenamiento jurídico hay algunos ejemplos que ponen de manifiesto las chapuzas del separatismo para evitar que su 1 de octubre se hundiese, más aún tras los reveses judiciales y las operaciones policiales.
Un proceso electoral sin Junta Electoral
La sindicatura electoral, entre cuyo cometido se encuentra el recuento oficial, no existe, se ha esfumado. Ante la imposición de multas de 12.000 euros diarios por parte del Tribunal Constitucional, se disolvió. Pero, atención, Junqueras podría reactivarla de manera interesada y momentánea durante la jornada de votación.
La dicotomía planteada tras su desaparición es surrealista: si bien la constitución de este órgano contraviene la legalidad, la ausencia de sindicatura choca con la también suspendida ley del referéndum. Esta ‘norma’, por decir algo, exige su existencia para poder proceder a la consulta.
El separatismo entonces alegó que serían los ‘observadores internacionales’ quienes cogerían el testigo para velar por la pulcritud de la jornada.
Bildu observará
¿Y quién integra esa comitiva de ‘observadores internacionales’? En su mayoría diputados de formaciones minoritarias o con aspiraciones separatistas de países europeos.
Entre ellos tres representantes de Bildu y uno de Alternativa Galega de Esquerdas. Todo muy fiable si se tiene en cuenta que el alcalde de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez Gordillo, o la Asamblea Andaluza, se han postulado también para supervisar el procedimiento.
Llegan los observadores internacionales a Catalonia.
pic.twitter.com/zIcJV1IkwQ— El Aguijón 🐝 (@Elaguijon_) 29 de septiembre de 2017
Contenedores opacos
Este viernes se ha desvelado uno de los grandes misterios: las urnas. Son una especie de contenedores traslúcidos de origen chino y que se han empleado con anterioridad en el referéndum del kurdistán, y en elecciones de países como Papúa, Chad o Nigeria.
Su precio oscila entre los cuatro o cinco euros por unidad, tal y como ha desvelado El País, y se venden por internet a través del portal Ali Baba. La ‘tupper-urna’ ha revolucionado las redes sociales y ha sido objeto de memes como este:
Lo de las urnas de Cataluña ya lo predijo Aquí No Hay Quien Viva hace 10 años con el tupper-urna de Vicenta pic.twitter.com/6H2hKWVOiN
— Pablo Matilla Yáñez (@pablomy92) 29 de septiembre de 2017
Y los comparan con los contenedores de almacenaje de Ikea. Al final va a ser verdad que se han tomado muy en serio aquello de ‘bienvenido a la república independiente de tu casa’.
Las papeletas serán destruidas
En los contenedores los votantes podrán introducir las papeletas, o lo que quede de ellas. Y si no hay, que se las impriman en casa. La previsión (o improvisación) de la Generalitat es excepcional. Rufián ya dio un tutorial express en el Congreso llevándose la impresora y la papeleta de casa.
¿Y dónde acabarán los votos? En la basura. En la circular facilitada por Òmnium se establece una serie de instrucciones en las que, el último paso, es la destrucción de las pruebas.
Imaginense el crimen más cutre de la historia: me traigo la papeleta de casa -así como con las letras difuminadas-, la meto en un contenedor-urna y luego, alguien que ande por ahí -siempre bajo la atenta mirada de Sánchez Gordillo-, la tira en otro contenedor. ¡Ni el sketch más cutre de Los Morancos lo supera!
Las mesas electorales
La mayoría de los ciudadanos que están llamados a formar parte de las mesas electorales ya han sido convocados. Por el momento se conocen dos métodos:
-Dejando una notificación, como la que ha compartido Dolça Catalunya, en el buzón -tanto dentro como fuera- con las indicaciones sobre la hora y el lugar.
Así le indican dónde votar en el buti2. No hay buticenso, no hay butimesas, no hay butipapeletas. Las butiurnas… https://t.co/XtO8VnYqFX
— Dolça Catalunya (@DolcaCatalunya) 28 de septiembre de 2017
-Recibiendo una llamada con número oculto en el que una voz no identificada le indica que ha sido seleccionado. Y no se le ocurra contestar a la voz, porque cortará la conversación inmediatamente.
Hay un tercer método, para los más veloces. Puigdemont se ha dedicado a publicitar unas webs y una app con información sobre las mesas electorales que han sido clausuradas por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.
Informar cuesta dinero
Por último, como periodistas que somos, no podemos dejar escapar el negocio que se ha montado Roures a cuenta del referéndum. Mediapro ha habilitado una sala de prensa en la que los separatistas darán cuenta del transcurso del proceso. Por un módico precio de 10 euros el informador y 500 la unidad móvil, los medios tendrán acceso a la última hora separatista.
La prensa, la misma que cargaba -y con razón- contra Rajoy por esconderse detrás de un plasma, ha decidido apoquinar. Algunos periodistas ya han denunciado lo surrealista del asunto:
Empoezamos aceptando ruedas de prensa sin preguntas y acabamos pagando por acudir a una rueda de prensa. Cautivo y desarmado el periodismo.
— Lucía Méndez Prada (@LuciaMendezEM) 29 de septiembre de 2017
Contenedores traslucidos, papeletas impresas en casa, llamadas ocultas, la rueda de prensa de Junqueras a 10 euros por persona, Bildu de observador, ¡BILDU!… No hace falta que la Comisión de Venecia dictamine nada, este referéndum simplemente ha nacido muerto.
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