«Puigdemont, a prisión; Puigdemont, a prisión». Este fue el grito más repetido en el acto de este viernes de VOX en Barcelona en el marco de la campaña electoral de cara a los comicios del 12 de mayo. Los votantes están movilizados y tienen ganas. Reiteran que es la única formación que garantiza un cambio de rumbo en una región asediada por la inseguridad (hurtos, robos con violencia, un tercio de las agresiones sexuales de toda España…), la islamización o el gasto político-ideológico del separatismo… y la única que reclama que el candidato de Junts —prófugo de la Justicia— sea juzgado e ingrese en prisión. «Destruyó familias, amistades… y sigue impune», lamentan.
Al acto en Rambla de Prim con Avenida Diagonal acuden jóvenes, muchos jóvenes. «Somos los de Artós, estamos con VOX… no queremos delincuentes ni tibios ante quienes nos señalan en la universidad», declara uno de ellos. Y adultos. «Yo no nací aquí… no coincido en todo, pero voto a VOX porque es el único partido en el que se puede creer». Una señora, María del Carmen, manifiesta que lleva 60 años en Barcelona… y habla catalán, «que también es mi lengua». Vota a VOX (y votará el 12-M a VOX) porque «se diferencia al no creer en la ley de violencia de género, en las autonomías —‘porque no son sostenibles’— y querer que todos los alumnos de España puedan estudiar en castellano».
«El único que nos puede salvar es Santi Abascal», agrega otro de los asistentes, procedente de Hospitalet, que no quiere revelar su nombre. Admite que votó al PSC en el pasado, «pero nos ha traicionado». Insiste: «He votado a todos… pero al trabajador español el PSC le ha traicionado». Preguntado por Puigdemont es muy preciso: «Es un cobarde». Otro manifestante afirma que quiere evitar un nuevo Majestic en Cataluña… y el voto a Ignacio Garriga es «el voto útil»: «Las televisiones dirán misa, pero tuvo más escaños que PP y Cs juntos».
Joan, de 57 años, considera que el principal motivo por el que elegirá la papeleta de VOX el 12-M es que sólo ellos prometen «deshacerse de toda la inmigración ilegal que no viene a trabajar ni a ayudar, sino a vivir del cuento… y a quitarnos nuestros derechos adquiridos». También tiene un mensaje para el PP, cuyo líder, Alberto Núñez Feijoo, eludió esta semana contestar si sería una mala noticia que Puigdemont estuviera en la cárcel, aunque incidió en que ellos «no tienen ningún interés en que la gente esté en prisión»: «La actitud del PP es triste y penosa… son chaqueteros».
La portavoz en el Congreso, Pepa Millán, insistió en que millones de catalanes saben que Cataluña no está representada por quien huyó «en un maletero de un coche después de dejarla ardiendo» ni por quienes amnistían a los golpistas a cambio de votos para mantenerse en el poder, «el peor acto de corrupción que puede cometer un político», ni por quienes sólo encuentran motivos de unión en la Constitución, «porque nuestra identidad compartida hunde sus raíces en siglos de historia». España, subrayó, «no es de esos que la quieren romper, ni siquiera es nuestra, ni siquiera es de nuestra generación. Nosotros hemos recibido una nación fruto del esfuerzo de nuestros antepasados y tenemos que entregarla a quienes nos sucedan». Y la defensa de ese legado, añadió, es «histórica y cultural, no algo meramente legal».
E Ignacio Garriga reiteró que no van a arriar ninguna de las banderas que les llevaron a liderar la oposición y a ser la primera fuerza nacional en el Parlament con 11 diputados y más de 200.000 votos. Llamó a votar el 12-M en defensa propia, un mensaje que «no es beligerante ni es en contra de nadie» porque sólo les mueve el amor a su tierra… y a su patria. Cataluña volverá a ser de los catalanes corrientes.
