El domingo 12 de noviembre del año pasado, cientos de miles de españoles salieron a las calles para protestar contra la amnistía. Las grandes capitales de España acogieron concentraciones en contra de los pactos del PSOE con los partidos separatistas. Plazas de todas las ciudades acogieron manifestaciones multitudinarias pero en un municipio de España sólo fueron diez: los diez justos de Leiza.
En Navarra, cerca ya de los límites con el País Vasco, se manifestaron una decena de españoles, dejando para la historia la imagen icónica de un pequeño grupo a favor de la ley en un municipio contrario a ella. En la plaza del municipio navarro se concentraron entonces y estos días lo han hecho en memoria de Miguel Ángel González y David Pérez, los guardias civiles asesinados en Barbate.
En una pequeña esquina de Leiza los diez justos cantaron El novio de la muerte y con pancartas exigieron la dimisión del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Apenas 2.800 habitantes constituyen el pueblo que desde hace años se ha convertido en el mejor fortín de EH Bildu. La formación abertzale ganó las pasadas elecciones municipales con más del 70% de los votos, y ahora los herederos de ETA tienen 9 de 11 concejales.
Leiza, sin embargo, ya tenía relación con la banda terrorista ETA. No sólo fue cuna de algunos pistoleros, sino que protagonizó el asesinato de tres de sus vecinos. Los etarras mataron en las calles de este pueblo navarro a Gregorio Hernández Corchete, vecino alcanzado por un ráfaga; José Javier Múgica Astibia, concejal de UPN asesinado en 2001; y Juan Carlos Beiro, guardia civil y padre de dos hijos asesinado mediante una bomba en 2002.
El pasado martes los diez justos de Leiza fueron ocho, ante la atenta mirada de sus vecinos de Bildu. Tras entonar el himno militar, como homenaje a los caídos, gritaron un fuerte «¡Viva España!» y «¡Viva la Guardia Civil!» en Leiza. Unas palabras ensordecedoras ante el silencio de todo el resto del pueblo. Una de ellas es Silvestre Zubitur, que durante décadas ha sido concejal del pueblo por UPN y ahora es tan solo una de los diez justos de Leiza.
Su valentía ha recorrido las redes sociales y el propio escritor Arturo Pérez Reverte utilizó su cuenta personal para defender a estos diez justos: «Cuando un guiri me pregunte que significa la expresión española «tener cojones», le enseñaré esta foto de los diez hombres y mujeres de Leiza, Navarra: un pueblo de 3.000 habitantes donde la mitad vota a Bildu».
Su valentía, pese a todo, queda explicada cada palabra: uno de los diez justos de Leiza manifestaba hace pocos días la «indignación terrible» que sentía ante el silencio de Marlaska y la complicidad de las autoridades tras el asesinato de los dos guardias civiles en Cádiz: «Lo de Barbate ha sido el culmen», puesto que «el vaso está más que colmado», zanjaron entonces.
Convencidos de que «no se puede mirar para otro lado, no hay derecho», reclaman mejores condiciones para la Benemérita. La dejación de funciones del Ministerio del Interior les resulta escandalosa, y precisamente por eso se preguntan «¿dónde está la seguridad en ese trabajo? ¡Qué están defendiéndonos!». Indignados y llenos de tristeza, explican que la Guardia Civil nos defiende a todos, y ellos lo saben bien. Porque no es fácil ser uno de los diez justos de Leiza.
