Los últimos datos conocidos sobre la natalidad en Asturias dejan un récord negativo que profundiza en la crisis poblacional que se está viviendo en el Principado en los últimos años sin que nadie ponga remedio. Los nacimientos en los ocho primeros meses del año —hasta agosto, que son los últimos datos registrados— se han desplomado casi un 10%, concretamente un 9,5% que suponen 2.563 nacimientos hasta el 1 de agosto, la cifra más baja de la historia mientras que el número de fallecidos se elevó hasta los 8.493. Esta descompensación entre nacimientos y defunciones no ha provocado un desfase en las cifras globales de población en el Principado de Asturias gracias a la inmigración, que ya supone el 9,8% de las personas que habitan en la región.
El problema demográfico asturiano es algo de lo que los expertos vienen alertando desde hace años y los datos ya no lo pueden ocultar. Por comparativa, el desplome de los nacimientos en el Principado es 4 veces superior a la media española. Y en la capital de Asturias, en Oviedo, se da el curioso caso de que el número de perros duplica al de niños de menos de 10 años. Según el Registro de Identificación de Animales que depende del Principado (RIAPA), en Oviedo hay 31.176 perros, con una población de 219.943 habitantes, según el último censo. Y frente a este fuerte incremento de mascotas, Oviedo tiene 14.613 niños menores de 10 años, es decir, menos de la mitad del número de perros censados.
La Junta General del Principado tiene sobre la mesa para cuando se inicie el periodo normal de sesiones el próximo mes de octubre, la Ley de impulso demográfico, que el PSOE de Adrián Barbón se comprometió, según figuraba en su programa electoral con el que concurrió a las elecciones, a aprobar en «los primeros meses» de la legislatura. Y, en efecto, la situación urge y mucho: de febrero a agosto se han ido marcando mes a mes mínimos de natalidad. Entre los planteamientos del Gobierno de Asturias figura la captación de población inmigrante, fundamentalmente en edad laboral, para fijar población y que puedan tener descendencia que aumente el número de nacimientos.
En un escenario de problemas demográficos en Asturias, la tormenta perfecta se completa con los elevados índices de mortalidad. No hay que olvidar que el Principado es la comunidad autónoma más envejecida de España y una de las mayores de Europa. Es cierto que se han mejorado las cifras de mortalidad que se registraban en los más duro de la pandemia, fundamentalmente los años 2020, 2021 y 2022. Ahora se han moderado el número de fallecimientos —8.493 personas hasta agosto—, pero aún no se ha bajado a las cifras anuales existentes en 2019, todo según los datos de los que dispone el Instituto Nacional de Estadística.
