Puigdemont se sitúa cada día más cerca del banquillo. El cerco que rodea al expresidente de la Generalidad se ha visto estrechado tras el último debate en el Parlamento Europeo, que ha dividido a los socios de Sánchez y hasta a sus propios partidarios. El jueves el PSOE se rompió en Bruselas y son muchos los que ya apuntan a una fractura del Gobierno de coalición.
El pasado miércoles el grupo socialista en la Eurocámara decidió apoyar la resolución que obliga a los países a investigar los vínculos con el Kremlin, que se habrían dado en varios Estados de los Veintisiete con el objetivo de desestabilizar a la Unión Europea. Con tal de no firmar junto a la extrema izquierda, tan connivente con Putin, los socialistas finalmente votaron a favor del texto, pero no así de la enmienda presentada por el PP que incluía una referencia explícita a Carles Puigdemont.
Esta enmienda, sin embargo, sí ha contado finalmente con los votos favorables de dos eurodiputados del PSOE: Clara Aguilera e Iván García. Dos votos, nada determinantes, que han causado una gran tensión en el seno de los socialistas. Fuentes consultadas hablan de un posible «rapapolvo» por su apoyo a la enmienda en contra de la injerencia rusa, que también ha recibido el apoyo de los socialistas Delara Burkhardt, Isabel Carvalhais, Tonino Picula y Paul Tang.
Pese a su esfuerzo por convencer a sus colegas en la Eurocámara, el PSOE no ha logrado finalmente redirigir el sentido del voto en favor de Putin; esto es, en favor de Puigdemont; esto es, en favor del Gobierno. «Había miedo a quedar retratados en el ‘no’ junto a los partidos de la ultraderecha rusófila que hay en la Cámara. Es una foto en la que no quieres estar», explican fuentes socialistas.
