«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
la mesa de negociación sigue paralizada

La basura se acumula en Madrid ante la huelga del sector y la incapacidad del Ayuntamiento para lograr una solución

Aglutinación de basura en el centro de la ciudad. Ricardo Rubio

La huelga indefinida del servicio de recogida de basuras en Madrid sigue su curso mientras la ciudad se convierte en un estercolero a la vista de todos. La Plaza Mayor, uno de los símbolos de la capital, acumula montañas de residuos mientras la mesa de negociación entre los sindicatos (Sector Profesional RSU, CCOO y UGT) y las empresas adjudicatarias (FCC, Valoriza, PreZero, Acciona, OHLA y Urbaser) sigue paralizada. «Sin acuerdo alguno», admiten sin rodeos los representantes sindicales.

La última intentona para desatascar el conflicto tuvo lugar en una nave industrial de Vallecas. Allí pasaron toda la noche los negociadores, sin avances y repitiendo el ritual de «recesos» improductivos. Las partes mantienen posiciones inflexibles. Los sindicatos asumen que no habrá convenio corto, como reclamaban, pero las empresas tampoco ceden en lo económico. Mientras los representantes de los trabajadores piden un aumento del 2% para 2025, sólo tienen sobre la mesa una propuesta del 1%.

Desde el Comité de Huelga reclaman acabar con el enchufismo, crear una bolsa de empleo con criterios objetivos, reconocer económicamente el turno de noche y aplicar medidas de transparencia en los ascensos y contrataciones.

Todo esto sucede mientras la ciudad se deteriora visiblemente. Las altas temperaturas agravan los efectos de la huelga. Desde el Área de Urbanismo y Medio Ambiente, el delegado popular Borja Carabante ha advertido con sanciones millonarias por el incumplimiento de los servicios mínimos, que no alcanzan el 50% de los camiones previstos. Los trabajadores denuncian que muchos de los vehículos no están en condiciones y que incluso la Guardia Civil los inmoviliza por cuestiones de seguridad.

En paralelo, el Ayuntamiento ha intentado activar al SELUR (Servicio de Limpieza Urgente) para atajar la crisis de limpieza en las calles, pero estos se han negado a colaborar. Alegan que apoyan la huelga y no están dispuestos a ser utilizados como «esquiroles». La tensión ha llegado a tal punto que incluso ha habido enfrentamientos entre trabajadores del SELUR e inspectores municipales escoltados por la Policía.

En palabras de uno de los conductores de los parques de Vallecas, hay órdenes explícitas de limpiar únicamente las zonas más visibles de la ciudad, dejando otras a su suerte. «No da tiempo a todo. Se prioriza lo que se ve», explica a El País.

El conflicto se alarga, el olor empeora y las posturas siguen enrocadas. Al salir de la última reunión sin acuerdo, los representantes sindicales no ocultaban el cansancio: «No vamos a negarlo, llevamos días sin dormir. Pero ni hay acuerdo, ni se acaba la huelga«.

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