El separatismo, que se presenta con tres listas, puede perder -según las encuestas- la mayoría absoluta frente al bloque constitucionalista, lo que abriría la puerta a nuevas sumas.
Un total de 5.553.983 catalanes están llamados a votar este 21 de diciembre en Cataluña, en unas elecciones de carácter excepcional, las primeras convocadas por el Gobierno del Estado en aplicación del artículo 155 de la Constitución por la declaración de independencia en el Parlament.
De los 5.553.983 catalanes con derecho a voto, 5.329.139 son residentes en Cataluña -3.981.991 en la provincia de Barcelona, 549.358 en Tarragona, 499.867 en Gerona y 297.923 en Lérida- y 224.844 están registrados en el extranjero. El separatismo se ha lanzado a la caza del voto musulmán.
Ha sido, sin duda, la campaña electoral más atípica, no solo porque nada más arrancar, el 5 de diciembre, coincidió con el Puente de la Constitución, ni porque la fecha de las elecciones cae por primera vez en un día laborable entre semana, sino por el contexto de polarización y tensión en el que se ha desarrollado.
Las consecuencias de la jornada del referéndum ilegal del 1-O han marcado de principio a fin una campaña en la que el separatismo, que en esta ocasión se presenta con tres listas -Junts per Catalunya (JxCat), ERC y CUP-, puede perder, según los sondeos, la mayoría absoluta que logró en los comicios del 27 de septiembre de 2015, frente a un bloque constitucionalista al alza, lo que abriría la puerta a nuevas sumas.
Los acontecimientos del 1-O, los encarcelamientos de los golpistas y el traslado de Carles Puigdemont y una parte de sus consellers cesados a Bélgica han monopolizado prácticamente los ejes de la campaña en todas las candidaturas, que a duras penas han podido dar visibilidad a sus propuestas sociales y de otro tipo.
El debate sobre el proceso separatista, que ya capitalizó la atención en las elecciones de 2015, ha vuelto a centrar los mensajes de los candidatos, unos -JxCat, ERC y CUP- para reivindicar el camino hacia la «república catalana» y denunciar la «represión» del Estado, otros -Ciudadanos, PSC y PPC- para reclamar el fin del proceso secesionista al constatar que lleva a Cataluña al «precipicio», y algunos -los comunes- para matizar a uno y otro bloque.
Tanto JxCat como ERC han tenido que adaptar sus actos de campaña a las ausencias de algunos de sus principales candidatos, porque están en la cárcel o porque siguen huidos en Bélgica. VOX denuncia que los discursos de ERC son “una declaración más que suficiente para meterlos en la cárcel otra vez”, y las ha utilizado como acusación popular.
El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, que encabeza la candidatura de JxCat, ha acabado siendo omnipresente en los actos electorales de su lista, a través de mensajes grabados en vídeo o mediante intervenciones por videoconferencia.
El Tribunal Supremo denegó el permiso para salir en libertad y hacer campaña a Jordi Sànchez y Joaquim Forn, números 2 y 7 de JxCat por Barcelona, respectivamente. Oriol Junqueras, que encabeza la lista de ERC y está en prisión, ha dado todo el protagonismo a la número dos, Marta Rovira, a los excarcelados Raül Romeva y Carles Mundó y a la presidenta del Parlament, Carme Forcadell.
Cabe destacar que esta semana Instituciones Penitenciarias ha abierto un expediente a Junqueras y a Jordi Sánchez por supuestamente emplear las comunicaciones familiares o las permitidas para su asistencia letrada para difundir mensajes políticos.
El cabeza de lista del PPC, Xavier García Albiol, ha contado durante varios días de campaña con el apoyo del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, la vicepresidenta del Ejecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría, y otras caras conocidas del PP como su secretaria general, María Dolores de Cospedal.
El candidato del PSC a la Presidencia de la Generalitat, Miquel Iceta, ha recibido el apoyo en varios mítines del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, así como del expresidente del Parlamento Europeo Josep Borrell y de otras figuras socialistas, como el secretario de organización del PSOE, José Luis Ábalos.
Ciudadanos, por su parte, ha basado su campaña en potenciar el perfil de su presidenciable, Inés Arrimadas, que a menudo ha estado arropada por el presidente del partido, Albert Rivera, y ha llegado a compartir escenario en un acto con el exprimer ministro socialista francés Manuel Valls y el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa.
El cabeza de lista de Catalunya en Comú-Podem, Xavier Domènech, ha contado en algunos actos con el apoyo del secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, y de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.
El número uno de la lista de la CUP, Carles Riera, ha cedido espacio a otros miembros de su candidatura y a exdiputados de su formación, además de las intervenciones del exlíder de Podem Albano Dante Fachin, que ha frecuentado actos de los anticapitalistas y alguno de ERC.
Una de las claves de estas elecciones puede estar en la participación, que si ya fue elevadísima en 2015 -rozó el 75 por ciento- esta vez los expertos en demoscopia pronostican que puede alcanzar una cifra récord.
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