El Tribunal Diocesano ha localizado los cuerpos de tres mártires asesinados por su fe por los republicanos en agosto de 1936.
En un momento en el que la Memoria Histórica hemipléjica está más presente que nunca tras la retirada de la Cruz de los Caídos de Callosa de Segura (Alicante), un monumento en el que se recuerda a los 81 asesinados por el Frente Popular, y la nueva ley que prepara el PSOE para que esta sea «más reparadora y más eficaz», es decir, según VOX, ahondará en la división «entre españoles buenos y malos».
Esta ley oficializa los puntos de vista de la izquierda española como obligatorios: quiere abordar de manera «urgente» la exhumación e identificación de estas personas enterradas en fosas comunes y cunetas -solo de un bando-, prevé el secuestro de libros, la cárcel y pérdida de la condición docente para los profesores que la incumplan y la inhabilitación y la prisión para los cargos públicos que obstruyan su aplicación.
Entre tanto, la historia que algunos quieren tapar o esconder sigue estando ahí. El Tribunal Diocesano de Ibiza ha localizado los cuerpos del ecónomo de la parroquia de Sant Carles, Antonio Tur Costa, de su padre y de su hermano, asesinados por los republicanos en la isla al inicio de la Guerra Civil (1936-1939).
El Vaticano quiere nombrar beatos a estos mártires ibicencos y víctimas del odio a la fe católica -el proceso se inició en 2008- . El objetivo es encontrar restos humanos de 21 religiosos asesinados en agosto y septiembre de 1936.
Cabe señalar que los republicanos desembarcaron el 7 de agosto sin resistencia en Formentera, donde quemaron las tres iglesias de la isla, y tenían la intención de tomar Ibiza. Lanzaron, según recoge El Mundo, varias proclamas en las que llamaban a rendirse a los que se habían unido al bando nacional. «(…) Capitulad soldados (…) si no izáis la bandera blanca, abriremos el fuego sobre la isla«. No lograron su objetivo y volvieron a Formentera tras asesinar a Juan Torres Torres, que había sido ordenado sacerdote el 6 de junio de 1936 y nombrado entonces ecónomo de la parroquia del Pilar de Formentera. Tenía solo 24 años y lanzaron su cuerpo al mar atado a una piedra.
Además, el 13 de septiembre, soldados republicanos entraron en el castillo de la ciudad y asesinaron con ametralladoras y bombas de mano a 93 personas, incluidos 18 religiosos implicados en este proceso de canonización (Andrés Tur Tur, José Tur Bennassar, Miguel Planells Tur, José Ramón Escandell, Joaquín Cirer Sala, José Riera Bonet, Antonio Cardona Vingut, Francisco Planells Tur, José Torres Torres, Mariano Roig Marí, José Ferrer Guasch, Antonio Marí Torres, Ignacio Serra Riera, Antonio Ramón Orvay, Mariano Escandell Roig, Miguel Riera Bonet, José Tur Ferrer y José Serra Ribas).
Los asesinatos prosiguieron los días posteriores hasta llegar a los 113. La mayoría están en una fosa común dentro de la catedral -dónde en las labores de exhumación se ha individualizado una calavera con dos orificios de bala-.
Sus nombres se recuerdan en una placa instalada en el interior del templo. Este monumento sufrió el pasado mes de julio un acto vandálico denunciado por la Diócesis de Ibiza. «Es triste. Había en la Catedral un sacerdote, cuyo padre está enterrado allí», dijo el vicario general, que recordó que en el año 2000 se cambió la lápida para mostrar «otro texto que de alguna forma manifiesta ese deseo que tenemos de reconciliación entre todos». Antes culpaba a las «hordas marxistas» de los asesinatos y ahora homenajea «a todas» las víctimas del conflicto bélico.
Según fuentes del tribunal, ahora enviaran un informe al Vaticano en el que constatarán los hechos -hay más de 2.500 folios que acreditan la información y que son el testimonio de unos sacerdotes que servían a su pueblo- para acelerar la última fase del proceso de beatificación, que prevén que tarde dos o tres años.
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