El expresidente brasileño Lula da Silva ha sido condenado a 12 años y un mes de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero.
La izquierda radical ha vuelto a demostrar su doble vara de medir con la corrupción al apoyar al expresidente brasileño Lula da Silva, condenado a 12 años y un mes de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero en una causa relacionada con la trama destapada en la petrolera estatal brasileña Petrobras.
La portavoz de Podemos en el Congreso, Irene Montero, ha enviado «el mayor de los abrazos para el pueblo hermano de Brasil» y ha asegurado que «el único delito de Lula Da Silva es gobernar con dignidad».
El mayor de los abrazos para el pueblo hermano de Brasil. El único delito de Lula Da Silva es gobernar con dignidad.
España debe actuar para que en Brasil se garanticen las libertades democráticas y los derechos humanos.
Lula Libertad pic.twitter.com/P43NwfI0kn
— Irene Montero (@Irene_Montero_) 7 de abril de 2018
Izquierda Unida ya rechazó el pasado viernes la decisión judicial y denunció lo que considera «un golpe político y judicial» para evitar su vitoria electoral. En un comunicado, IU afirmó que la decisión judicial «obedece exclusivamente a razones políticas» y señaló que «se está cometiendo un atropello de los derechos políticos de uno de los más importantes dirigentes de la izquierda latinoamericana y mundial al impedir su candidatura y, con ello, una victoria electoral de la izquierda».
«Se busca empañar la trayectoria honesta y coherente del compañero Lula da Silva y presentarle ante la sociedad brasileña como un delincuente, sin serlo, pero sobre todo lo que se pretende por métodos injustos e ilegítimos es impedir su candidatura hasta ahora claramente ganadora en todas las encuestas y sacar a Lula del proceso electoral», aseveró.
El partido que lidera Alberto Garzón añadió que «se trata de un auténtico golpe antidemocrático promovido por la oligarquía económica brasileña y sus cadenas mediáticas» que, afirma, «considera» Brasil «como su finca particular y a la democracia un hecho incómodo para su codicia histórica y su afán de negocio».