PP, Ciudadanos y Vox han llamado a una gran movilización social en la calle el próximo domingo en Madrid en contra de la política del Gobierno de Pedro Sánchez, al que acusan de ceder a los independentistas por aceptar la figura de un relator que coordine el diálogo entre los partidos catalanes.
En una entrevista con EFE, el líder del PP, Pablo Casado, ha calificado de «alta traición» a España la actitud de Sánchez ante el independentismo y ha amagado con presentar una moción de censura contra un presidente del Gobierno que, precisamente, llegó a la Moncloa gracias a este mismo mecanismo parlamentario.
Casado ha calificado a Sánchez de «felón» y ha considerado que está deslegitimado para continuar ni un día más en el Gobierno por una negociación que ve como «lo más grave que ha pasado desde el golpe de Estado del 23F».
«El presidente del Gobierno tiene que convocar elecciones de inmediato y si no lo hace no descartamos ningún mecanismo para forzarle a cumplir con su palabra y a escuchar el clamor de la sociedad española», ha alertado.
Una moción de censura que, a diferencia de la que desalojó al PP y a Mariano Rajoy del Gobierno el pasado mes de junio, no cuenta todavía con una mayoría suficiente.
Antes de que se materialice la posibilidad de esa moción de censura, PP y Ciudadanos han convocado ya a los españoles a una gran movilización este próximo domingo en la plaza de Colón de Madrid.
Los ‘populares’ llaman a manifestarse «sin más bandera que la española» frente a un presidente del Gobierno que «pretende vender el país para seguir en La Moncloa».
El PP calcula que asistirán una cifra superior a las 20.000 personas, y justifica la urgencia de la convocatoria en el «hecho inédito y sin precedentes» de que el Ejecutivo ha aceptado supuestamente la presencia de «negociadores» en la relación con la Generalitat, algo que el Gobierno niega.
Desde Ciudadanos, Albert Rivera ha anunciado su intención de organizar este domingo un gran acto que sea «un frente cívico» contra Pedro Sánchez para transmitirle que «ya basta» con su política respecto de Cataluña.
Para Rivera, «entre los independentistas y Sánchez hay un acuerdo» sobre esa mesa de partidos catalanes que es «una vergüenza» inaceptable en democracia.
PP y Ciudadanos negocian ahora el formato de la concentración a la que se ha sumado también Vox, que ha llamado a todos sus simpatizantes y «a todos los españoles» a protestar contra el Gobierno de Sánchez.
«Hay que echar a este gobierno traidor que está preso de los golpistas», ha denunciado el líder de Vox, Santiago Abascal.
Una versión que ha negado de plano la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, que ha aclarado que ese relator que coordinará las reuniones de la mesa de partidos para Cataluña no es en absoluto un «mediador internacional» como denuncia la oposición.
Sobre quién debería ser esta persona, el Ejecutivo únicamente piensa que debería ser catalana y entender el pasado y el presente de la situación en la comunidad.
Calvo, eso sí, ha arremetido contra el PP y Ciudadanos por utilizar la «compleja situación» de Cataluña en «clave partidaria» y a los populares, en concreto, les ha acusado de optar por un espacio de «radicalidad incomprensible».
Ha sido especialmente dura con Pablo Casado, quien, a su juicio, «desbarra» por plantear la posibilidad de presentar una moción de censura.
En cualquier caso, la figura del relator no solo ha levantado las críticas entre las filas de la oposición, sino también entre algunas figuras del PSOE, que lo consideran una cesión ante los independentistas catalanes, preludio de una próxima negociación, a cambio de su apoyo a los Presupuestos Generales del Estado.
Barones del PSOE como el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, que se muestra «perplejo» porque haga falta un «testigo» del diálogo, al tiempo que ha pedido al Gobierno de su partido que «se mantenga en su sitio desde el fondo, en la defensa de la Constitución, pero también en las formas».
Críticas también de la exportavoz socialista en el Congreso y diputada por Valladolid, Soraya Rodríguez, que ha reclamado a la dirección del PSOE que la política territorial vuelva a ser «consensuada» por todas las federaciones y que no sea el PSC el que marque el paso en el diálogo político sobre Cataluña.
Reproches a los que ha tenido que salir al paso Calvo, que cree que algunas de esas críticas parten desde la «desinformación» y el «desconocimiento» sobre lo que supone la figura del relator en la mesa de partidos.
Prácticamente el único apoyo para el Gobierno ha llegado de sus socios preferentes de Podemos.
Su portavoz, Irene Montero, considera una buena noticia y un «gesto inteligente» del Ejecutivo que acepte que un «relator» se incorpore a la mesa de diálogo para avanzar en una solución política a la crisis territorial.
Para Montero, el nombre o las etiquetas de ese «relator» no son relevantes si éste puede ayudar a «tender puentes».
Menos entusiasta se ha mostrado la portavoz del Govern, Elsa Artadi, que ha reprochado al Gobierno de Sánchez que sitúe al relator en la mesa catalana de partidos y no en la estatal y ha denunciado que el Ejecutivo da versiones de las reuniones con la Generalitat que ni «se aproximan» a lo discutido en privado.