Al llegar ante la imagen de Jesús, se ha inclinado para besar su pie, como manda la tradición, y se ha santiguado.
El Rey Felipe VI ha visitado la basílica de Jesús de Medinaceli, en el centro de Madrid, para venerar la imagen del Cristo coincidiendo con el primer viernes de marzo, cuando miles de personas -se espera más de medio millón- acuden al templo de los capuchinos para besar la célebre talla.
Felipe de Borbón no acudía a la iglesia del Cristo de Medinaceli desde 2004, cuando lo hizo junto a Letizia dos meses y medio antes de su boda y pocos días antes de los atentados terroristas del 11 de marzo. En esta ocasión, don Felipe ha acudido solo puesto que la Reina tiene un acto en Santiago de Compostela, y ha recibido el cariño y los aplausos de los feligreses que esperaban su llegada agazapados bajo los paraguas.
Entre vivas al rey y a España, el jefe del Estado, con gabardina, se ha bajado del coche a la entrada de la basílica, donde le han dado la bienvenida el superior provincial de los frailes capuchinos, Benjamín Echeverría, el superior de la comunidad, Carlos Coca, y una representación de la Cofradía de Jesús de Medinaceli.
Bajo los acordes del himno nacional interpretado por el órgano de la iglesia, don Felipe ha recorrido la nave central mientras repartía saludos a la gente, que le ha dedicado más vítores y aplausos.
Al llegar ante la imagen del Cristo, se ha inclinado para besar su pie, como manda la tradición, y se ha santiguado.
A continuación, se ha situado de pie ante el altar y, al poco, ha vuelto a persignarse.
Como suelen hacer los miembros de la Familia Real que acuden al templo, don Felipe se ha reunido en la Sacristía con los padres capuchinos y algunos miembros de la cofradía, que le han hecho entrega de la medalla de esclavo de honor de la hermandad.
La visita del Rey a la basílica, situada en las proximidades del Congreso de los Diputados, se ha prolongado durante casi de media hora.
Antes de marcharse, Felipe VI, con el escapulario colgado al cuello, ha querido agradecer de nuevo las muestras de apoyo aproximándose a los devotos que seguían en el exterior a pesar de la constante lluvia.
Además de cuando fue con doña Letizia, don Felipe besó la talla de Jesús de Medinaceli en 1996, con 28 años, en la primera ocasión que lo hizo como heredero a la Corona. Entonces, firmó el Libro de los Reyes, inaugurado en 1808 con Fernando VII, en el que han estampado su firma los monarcas y numerosos miembros de la Familia Real.
La imagen del Jesús Nazareno que custodian los capuchinos se talló en la primera mitad del siglo XVII por encargo de los duques de Medinaceli y se trasladó a Marruecos para culto de los españoles. Allí la robaron, pero después de cuarenta años en manos de los musulmanes los padres capuchinos pudieron recuperarla en 1682.
De vuelta en Madrid se depositó en una pequeña ermita situada en lo que hoy es la basílica y se instauró la costumbre de besar el pie del Cristo el primer viernes de marzo como muestra de devoción. La talla se tuvo que recuperar por segunda vez después de la Guerra Civil desde Ginebra, a donde había sido llevada junto a otras imágenes.
A su llegada a la capital en 1940, recibió una apoteósica bienvenida y se retomó la tradición de ser visitada por autoridades y miles de fieles, no solo de Madrid, sino también de otras provincias.
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