Este miércoles se han cumplido 37 años del atentado perpetrado el 11 de diciembre de 1987 por la banda terrorista ETA en la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza, en el que fueron asesinadas once personas, seis de ellas menores de edad, y resultaron heridas más de 80 personas.
El relato del horror comenzó sobre las 6.10 horas de la madrugada cuando tres miembros del denominado Comando Argala de ETA colocaron un coche-bomba cargado con 250 kilos de amonal.
Los agentes que vigilaban el edificio se percataron de ello y sospecharon que podía tratarse de un atentado, pero no tuvieron tiempo para avisar. Los terroristas accionaron el dispositivo y abandonaron el lugar en un segundo vehículo que se encontraba en las inmediaciones con el motor en marcha y que fue conducido por un cuarto miembro del comando. La explosión abrió un boquete de más de diez metros y afectó a tres plantas de la casa cuartel
Solamente uno de los autores de aquel atentado todavía permanece en prisión, Henri Parot. Todos los demás, los autores materiales y los autores intelectuales, están ya en la calle.
La delegada de AVT en Aragón, Lucía Ruiz, ha expresado que «este es un momento muy complicado» y que «este año no podía ser peor», añadiendo que la modificación de la normativa europea que ha permitido las excarcelaciones de etarras «ha sido una auténtica pesadilla».
«Siempre hablamos de la importancia que tiene la deslegitimación social y política de ETA, pero ahora es inevitable poner el foco en el temor que en estos momentos nos invade, que tanto dolor y sufrimiento no haya servido para nada y veamos a los terroristas finalmente salir no simplemente victoriosos y sin haber pagado sus crímenes, sino también impunes».
«¿Cómo se puede asimilar que el asesino de tu padre, de tu madre o de tu hijo vaya a salir de la cárcel automáticamente? Es totalmente incomprensible, vivimos unos tiempos en los que esto parece el mundo al revés», se ha preguntado. «El entorno de ETA está dirigiendo España en el Congreso de los Diputados y consiguiendo que los terroristas salgan a la calle. Los asesinos son homenajeados como héroes y las víctimas nos convertimos una y otra vez en víctimas», ha concluido.