El 20 de septiembre de 1519, 244 hombres a bordo de cinco navĆos zarparon desde SanlĆŗcar de Barrameda. Al frente de esa expedición, patrocinada por el Rey Carlos I de EspaƱa, se encontraba Fernando de Magallanes, un marino veterano que habĆa servido a Portugal en episodios como la conquista de Malaca (Malasia) y habĆa jugado un papel importante en las Molucas. Su misión era localizar y alcanzar las mĆticas islas de la EspecierĆa, bajo jurisdicción castellana por el Tratado de Tordesillas.Ā
El 6 de septiembre de 1522, tres aƱos despuĆ©s, la nao Victoria, uno de los buques pertenecientes a la expedición, llegaba al puerto de SanlĆŗcar de Barrameda con 18 hombres a bordo. Al mando de ella habĆa quedado un guipuzcoano llamado Juan SebastiĆ”n Elcano. Nada mĆ”s tocar tierra, escribió al monarca lo siguiente: āMas sabera tu alta magestad [ā¦] que hemos descubierto e redondeado toda la redondeza del mundo, yendo por el oƧidente e venyendo por el orienteā. Elcano era consciente de la insólita hazaƱa que acababa de culminar: habĆa dado la primera vuelta al mundo.Ā
Que la expedición se formara respondĆa, en gran medida, a dos factores. El primero a que Castilla estaba buscando un potencial paso que hiciera posible navegar por el PacĆfico, algo perseguido desde tiempos de Cristóbal Colón y confirmado cuando Vasco Núñez de Balboa, tras cruzar a pie el istmo de PanamĆ”, descubrió ese ocĆ©ano al que llamó Mar del Sur en 1513. Por otro lado, juega un papel fundamental la presencia e iniciativa de Fernando de Magallanes, quien llevaba en EspaƱa desde octubre de 1517. El portuguĆ©s era conocedor de las expediciones que la Corona de Portugal estaba llevando a cabo en Asia y, motivado por las cartas de su amigo Francisco Serrano, se convenció de la riqueza que en teorĆa existĆa en unas islas situadas al sur de las Molucas: las islas de la EspecierĆa.
Las Capitulaciones de Valladolid: la expedición se hace a la mar
Sevilla era en aquel entonces una ciudad de gran esplendor, donde los Reyes Católicos habĆan fundado la Casa de Contratación de las Indias. Desde allĆ podĆa organizarse toda la logĆstica que permitiese las expediciones al nuevo mundo. TambiĆ©n era un lugar en el que se concentraban una gran cantidad de marinos experimentados, haciendo de Sevilla un punto de acumulación y difusión de conocimiento. AllĆ, Magallanes conocerĆa a personajes como Rui Faleiro, que se unirĆan a la misión que el portuguĆ©s querĆa emprender.Ā
No serĆa hasta el 22 de marzo de 1518 cuando Carlos I, consciente del valor de la proposición de Magallanes y Faleiro, les autorizó a emprender el viaje en las Capitulaciones de Valladolid. Fernando de Magallanes serĆa nombrado capitĆ”n general de una armada compuesta por cinco naves y el coste del viaje serĆa sufragado por la Corona. AdemĆ”s, Carlos I recalcó que la expedición debĆa evitar el hemisferio portuguĆ©s, directriz que reforzó en mayo de 1519, cuando emitió por escrito 74 clĆ”usulas que debĆan ser respetadas durante el viaje.
Los preparativos se extendieron hasta el 10 de agosto de 1519. En ese periodo, Manuel I de Portugal habĆa intentado evitar que la expedición se produjera, incluyendo una campaƱa de descrĆ©dito contra Magallanes y Faleiro. Es posible que Carlos I se viera afectado por esta, lo que causó que redujera el nĆŗmero de portugueses a bordo de las naves a la par que nombró comendadores de la Orden de Santiago a los que quedaban a bordo para asegurarse su lealtad.
Magallanes, Elcano y los protagonistas del viaje
A la ciudad hispalense fueron trasladadas las cinco naos que se habĆan adquirido para la empresa. AllĆ fueron pertrechadas y se unió a ellas la tripulación. Magallanes estarĆa a bordo de la nao capitana, la Trinidad. El rey nombró capitanes de los otros barcos a caballeros nobles castellanos como Juan de Cartagena (tambiĆ©n elegido veedor real) para la San Antonio, Gaspar de Quesada para la Concepción, Luis de Mendoza para la Victoria y Juan RodrĆguez Serrano para la Santiago.
En este punto tambiĆ©n se une el que serĆa el gran protagonista de la expedición: el marino guipuzcoano, natural de Guetaria, Juan SebastiĆ”n Elcano. Este se encontraba en Sevilla ocho meses antes de la marcha de la expedición y, allĆ, fue contratado como maestre de la nao Concepción. Su experiencia era extensa y habĆa servido en las campaƱas de OrĆ”n y TrĆpoli, formando ademĆ”s parte de una armada al servicio del Gran CapitĆ”n en las guerras de Italia. Sin embargo, en ese momento se encontraba prófugo, pues los impagos de la Corona por sus servicios habĆan hecho que se endeudara con unos usureros saboyanos, a quienes tuvo que entregar su navĆo, algo prohibido en tiempos de guerra. Aunque se ha dicho que se apuntó a esta expedición para redimir su deuda con la Justicia, sigue sin poderse determinar con seguridad los motivos que le impulsaron a hacerlo.Ā
Otro de los protagonistas del viaje fue Gonzalo Gómez de Espinosa, elegido capitĆ”n general de la expedición meses despuĆ©s de la muerte de Magallanes. Bajo su mando, las decisiones fueron tomadas de forma mancomunada con Elcano y otros hombres como Juan Bautista de Punzorol y MartĆn MenĆ©ndez. Sin embargo, una averĆa en su nave, la Trinidad, le obligó a regresar a EspaƱa a travĆ©s del PacĆfico, siendo hecho preso por los portugueses en el trayecto. No conseguirĆa retornar hasta 1527.
El viaje y la ruta seguida por Magallanes
El 10 de agosto de 1519, las cinco naos partieron por separado desde Sevilla por el Guadalquivir para reunirse en SanlĆŗcar de Barrameda. Desde allĆ, partirĆan el 20 de septiembre en dirección a Tenerife con 244 hombres a bordo. La siguiente travesĆa, de 75 dĆas, consistió en bordear la costa norte de Ćfrica hasta virar hacia la bahĆa de Santa LucĆa, en la costa de Brasil. ContinuarĆan el viaje con rumbo sur, hacia el RĆo de la Plata y, una vez pasado este, se encontraron en territorio desconocido, pues nunca antes habĆa llegado nadie a esas latitudes. En este punto, Magallanes decide detenerse para pasar el invierno en un lugar que bautiza como Puerto de San JuliĆ”n. La negativa del resto de capitanes causa el primer motĆn. Este es sofocado gracias a la ayuda de Gonzalo Gómez de Espinosa, quien llega a matar a Luis de Mendoza. TambiĆ©n serĆa ajusticiado Gaspar de Quesada y desterrado Juan de Cartagena. La mala suerte no acabarĆa ahĆ, pues en esa Ć©poca se perderĆa la nave Santiago, encallada tras una fuerte tormenta.
El 24 de agosto de 1520 se reemprende la marcha y el 21 de octubre comienzan a culminar uno de los hitos del viaje: se adentran en el Cabo VĆrgenes, bordeando AmĆ©rica, en lo que mĆ”s tarde se conocerĆa como el Estrecho de Magallanes. La dificultad de la ruta hace que la nave San Antonio ponga rumbo de vuelta a EspaƱa. La travesĆa acabarĆa el 28 de noviembre de 1520, cuando las tres naos restantes desembocaron en lo que llamarĆan OcĆ©ano PacĆfico. En este punto, las condiciones que los marinos sufrieron durante la travesĆa se cubrieron de una especial dureza debido a la escasez de alimentos y agua; no serĆa hasta el 6 de marzo de 1521 cuando volvieron a tocar tierra, esta vez en la isla de Guam, llamada por los tripulantes como Isla de los Ladrones debido al comportamiento de los isleƱos.
La expedición se adentrarĆa entonces en las Filipinas, donde Magallanes morirĆa en la batalla de MactĆ”n en abril de 1521 junto con 26 hombres mĆ”s, pasados todos a cuchillo. Con la tripulación reducida a 117 hombres, deciden quemar la Concepción, quedando solo la Trinidad y la Victoria. El rumbo que toma la expedición en este momento es incierto, pues el nuevo capitĆ”n, Lopes de Carvalho, no sabe quĆ© hacer, y terminan el 9 de julio de 1521 en BrunĆ©i. El liderazgo de Carvalho no gustó a la tripulación, por lo que la capitanĆa general fue cambiada y recayó en manos de Gómez de Espinosa. Es en este momento en el que Elcano es nombrado tambiĆ©n capitĆ”n de la Victoria.Ā
El siguiente punto que alcanzarĆan serĆa Tidore, en las Molucas, donde cargarĆan las naves de especias tras establecer buenas relaciones con los locales. AllĆ se enteran de que navĆos portugueses intentan darles caza y, siendo conscientes de los problemas que tiene la Trinidad para navegar, se toma la decisión de que esta regrese a EspaƱa y de que la Victoria continĆŗe el viaje. Elcano se disponĆa asĆ a completar la vuelta al globo.
AsĆ pues, el 21 de diciembre, la nao Victoria, capitaneada por Elcano y con 47 tripulantes, se hizo a la mar con la Cruz de Santiago en sus velas, atravesando Timor y llegando a Cabo Verde el 10 de julio de 1522. En esta travesĆa, que habĆa durado 153 dĆas, doblaron el Cabo de Buena Esperanza en una misión casi suicida, en la que la tripulación sufrió un hambre, unas condiciones y una desesperación extremas.
Tras intentar avituallarse en Cabo Verde y habiendo sometido a votación Elcano cual serĆa el siguiente paso, el 13 de julio se pone rumbo final a SanlĆŗcar de Barrameda, en una huida apresurada de la Victoria de los navĆos portugueses.
Un 6 de septiembre de 1522, hace hoy 500 aƱos, despuĆ©s de atravesar las Azores, Elcano llegó junto a 17 escuĆ”lidos hombres a SanlĆŗcar. Y tal y como se ha ilustrado al comienzo del artĆculo, todos eran conscientes de la gesta que acababan de completar: habĆan dado la primera vuelta al mundo. Los sanluqueƱos atendieron con gusto a los cansados y hambrientos marineros. En palabras del cronista Pigafetta, a bordo de la Victoria el hambre habĆa sido tal que las ratas se habĆan convertido en un manjar solicitado por la tripulación.
Uno de los elementos que se ha de tener en cuenta es que Fernando de Magallanes nunca habló de dar la vuelta al mundo, ya que murió antes de que se decidiera el camino de vuelta a EspaƱa. Esta decisión correspondió a Juan SebastiĆ”n Elcano y a los expedicionarios supervivientes en las Molucas, quienes optaron por esa senda pese a los riesgos extremos que suponĆa y a la necesidad de alejarse de la costa para evitar ser localizados por los portugueses.
Esta gesta, que no consiguió ser emulada por otras naciones hasta 60 aƱos despuĆ©s, estuvo cargada de heroicidad y sacrificio. AdemĆ”s, se sumaba a otros hitos que EspaƱa estaba consiguiendo en ese momento, como el mencionado descubrimiento de Vasco Núñez de Balboa o la culminación de la conquista de MĆ©xico en 1521 por HernĆ”n CortĆ©s. Todas estas hazaƱas estaban motivadas, mĆ”s allĆ” de por las riquezas otorgadas, por el honor y la gloria que lanzaron a todos estos hombres, al servicio de la Corona de EspaƱa, hacĆa la aventura y lo desconocido, sin certeza de logros materiales y asumiendo grandes riesgos.Ā