Sumar ha logrado salvar los muebles por la mínima al lograr un escaño en las elecciones vascas y se impone en su particular pugna a Podemos, que sufre otro descalabro al desaparecer de otro parlamento autonómico en una comunidad donde llegó a ser primera fuerza política en las elecciones generales de 2015 y 2016.
No obstante, la división de ambos, tras la ruptura a nivel nacional, pasa factura a la izquierda alternativa estatal con un paupérrimo balance, dado que Sumar ha obtenido un 3,34% de los votos (35.092 sufragios) en estos comicios con el 100% escrutado y Podemos se ha quedado en el 2,25% (23.679 papeletas). Por tanto, de los seis diputados que disponía la marca morada sólo se conserva uno en manos de Sumar.
Así, en caso de haber concurrido juntos y contabilizando sus respectivos resultados las dos formaciones habrían ascendido al 5,6% y confirma que la fragmentación electoral les perjudica: Sumar no entra con fuerza en el plano autonómico, no revitaliza este espacio por sí mismo y Podemos por sí solo no consigue atajar su sangría territorial.
Sumar, que tenía urgencias electorales tras quedarse como fuerza extraparlamentaria el pasado febrero en Galicia y tras su primera asamblea estatal, logra en coalición con IU y Equo un único diputado en Álava tras conseguir en esta circunscripción 5.603 votos, el 3,69% del total emitido.
Ese acta la ostentará el secretario general del PCE en la comunidad Jon Hernández que figuraba en la lista por la cuota de IU y, en consecuencia, no procede de Sumar. Así, la candidata a lehendakari de la formación, Alba García, se queda fuera del Parlamento autonómico.
Precisamente, Sumar y Podemos pugnaban por lograr escaño en Álava, dado que sus respectivas cúpulas eran conscientes de que era más fácil lograrlo en esta provincia, dado que el sistema electoral propio de Euskadi que reparte los escaños por provincias sin atener al volumen de población.
En el caso de Podemos, sufre otro varapalo y no logra resistir en las dos citas electorales del año tras la fractura con Sumar, con un pobre resultado dado que la confluencia Elkarrekin Podemos (junto a IU y Equo entonces) disponía de seis diputados en 2020.
De esta forma, el partido morado deja mermada su estrategia de rearme con vistas a las elecciones europeas del próximo junio, su principal apuesta para el presente ciclo electoral dado que no se presentará a los comicios en Cataluña. Y se suma al golpe que padeció en Galicia, donde quedó superado por el PACMA tras cosechar solo el 0,26% de los votos.
Bildu sigue comiendo terreno
No obstante, en términos de representación la izquierda estatal ajena al PSOE queda reducida a la mínima expresión, ante la pujanza de Bildu que sigue cogiendo apoyos a su costa, y se queda a los niveles que logró IU en 2009, cuando logró también un diputado.
Muy lejos del hito que supuso la irrupción de Podemos y que en 2016 logró, en coalición con IU y Equo, once escaños, cifra jamás alcanzada por este espacio político que pasados cuatro años vio como esa representación récord se quedaba a la mitad justo cuando los morados comenzaron a dar muestras de su declive electoral.
Además, la formación morada llegó a ser hegemónica en las elecciones generales de 2015, donde logró primero el 26% de los votos y cinco escaños, margen que incluso mejoró en 2016, ya en alianza con IU, al lograr el 29,05% de los sufragios y seis diputados. Sin embargo, en 2019 Unidas podemos ya cayó al 15,5% (tres diputados) y en las generales del 23J, ya con la marca de Sumar, la izquierda alternativa se quedó en el 11,1% y un solo escaño por Vizcaya.